Desde hace algún tiempo, llama poderosamente mi atención el genuino aspecto romano de ciertos dirigentes del Partido Socialista Obrero Español. Aparece el sonriente Zapatero en la pantalla del televisor, y, automáticamente, me encuentro con el varonil Alejandro Magno; asoma el juvenil rostro de María Teresa Fernández de la Vega, y veo, sin más, a Cleopatra, transportada en litera; contemplo el semblante despierto de Pepiño Blanco, y aparece ante mí, como por ensalmo, el mismísimo Aníbal, a lomos de un elefante.
Sin remontarnos a tan viejas glorias del socialismo patrio, ayer, sin ir más lejos, tuve presente al romano Invictus, desdichado constructor del tranvía de mulas del Parlatinado. Y hoy mismo, como aquel que dice, tengo en mente al afortunado socialista que es esencia del más puro clasicismo romano: el conocido sacamuelas Tertuliano Tertulius, economista de café con leche, hijo adoptivo de la matrona Tertulias, aspirante a la alcaldía de la matritense villa de Matritum.
Tío Chinto de Couzadoiro
Supongo que lo de romano PSOE vendrá por la pose adoptada en sus orgías. En cuanto a su trabajo es interesante recordar que, mientras los romanos levantaron acueductos, ellos evitaron el plan hidrológico nacional, en eso más que romanos fueron tan bárbaros como Atila, vamos... creo yo, ¿no?. Destruyeron España y ya no hay quien c*ño la ponga en pie.
ResponderEliminarNada que añadir, Javier, a tus certeras palabras.
ResponderEliminarAl Tertulius le atribuyo mi instintivo TIC al mando cada vez que aparece en la pantalla.
ResponderEliminarOtra cosa, equiparar a la ex-vice con Cleopatra me parece una exageración, si me lo permite.
Claro que se lo permito, Si, bwana, porque pienso que está en lo cierto. Reconozco que, con doña María Teresa, se me fue la mano.
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