El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

martes, 30 de diciembre de 2014

Inocentes inocentadas


Twitteando con escopeta (156)

Mi vecina Gertruditas afirma, con toda clase de detalles, que mantuvo amores ilícitos con Mas. Yo creo que con más.

Cándido Méndez fue visto ayer, paseando por los canales de Venecia, como gondolero, sobre una gigantesca gamba.

Si hoy te dicen que Jordi Pujol es nieto de Arturo Mas, cae dentro de lo muy probable que se trate de una inocentada.

El coste excesivo del tranvía de Parla se debió a que Tomás Gómez pretendía enlazarlo con el Transiberiano.

Tal vez, al decirme que Jordi Pujol hizo su gran fortuna, como primer bailarín del Bolshoi, me gastaron una inocentada.

Tío Chinto de Couzadoiro 

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