Cada mañana, Belarmino Pascal ve pasar, frente a su casa, dos interminables procesiones de hormigas. La primera es de ida; la segunda, de vuelta. La de ida es portadora de piedra; la de vuelta, regresa, de vacío, en busca de nueva carga. A diario, Belarmino ve pasar miles de hormigas que se mueven con andar inquieto.
Belarmino Pascal tiene el extraño don de hablar con las hormigas. Ayer preguntó, a una de ellas, cuál era la razón de tan penoso afán.
- Ya que España no nos concede la independencia, nos llevamos Cataluña, piedra a piedra, hasta dar con un nuevo asentamiento.
Los independentistas del oprimido pueblo catalán tardarán miles de millones de años, en alcanzar la tierra prometida de la Nueva Cataluña Independiente. Y Belarmino Pascal seguirá oyendo, todas las mañanas, el inmortal Coro de Nabuco, interpretado por miles de aceleradas hormigas, a 78 revoluciones por minuto.
Tío Chinto de Couzadoiro
Si en vez de hormigas viese pasar escarabajos, seguro que serían escarabajos peloteros, peloteros por la pelota que le hacen a Mas y por la caca que transportan procedente de su jefe. Si ofendo a alguien con esta deducción, lo retiro.
ResponderEliminar¡Ja-ja-ja-ja-já! No me consta, Javier, que haya visto pasar, también, escarabajos. Pero, indudablemente, de haberlos visto, serán, de cierto, peloteros.
ResponderEliminarNo creo que se ofenda nadie. Y si alguien se pica, ¡ración de ajos!