El cuento es muy conocido. Un hombre de ciudad pasea por una zona rural, y entabla conversación con un pastor que conduce su rebaño. A cada pregunta que le hace sobre las ovejas -cuánta hierba comen, cuánta leche dan, cuántos años viven- el pastor pregunta, a su vez, si se refiere a las blancas o a las negras. Como remate del cuento -¡ahí está la gracia!- el forastero comprende que la pregunta del pastor -¿las blancas o las negras?- no es más que el fruto maduro de un espíritu socarrón. Porque, según confesión definitiva del pastor, sean blancas o negras, todas sus ovejas comen la misma hierba, dan la misma leche y viven los mismos años.
Esto pasa, también, con las izquierdas. Comunistas o socialistas, pastan en los mismos prados, tienen la misma mala leche y llevan viviendo los mismos años. Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que las izquierdas deban ser incluidas en el ganado lanar.
Tío Chinto de Couzadoiro
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