El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

sábado, 20 de noviembre de 2010

Añoranza del franquismo

    

     Este artículo lo escribo, en fecha tan señalada, con toda intención. Hace ya 35 años, nos dejó nuestro anterior Jefe del Estado, que, al morir, nos legó una España unida y próspera, difícilmente reconocible hoy. Añoranza es una hermosa palabra, evocadora del sentimiento de pena que nos produce la ausencia de algo muy querido por nosotros.
     Como adivino el reproche que me hará algún lector "progre", tachándome de fascista, me adelanto a decirle que no sea ignorante y que procure comprender la razón de mi añoranza. Mi sentimiento de pena viene dado por el temor que me produjo, años después de la muerte de Franco, ver a España asomada al precipicio, y por el horror que hoy me provoca contemplarla, sumida en el abismo. Porque, en verdad, España cayó, a lo largo de 35 años, de la bonanza del régimen dictatorial franquista, a una mediocre democracia en que chapotean, como miasmas en aguas fecales, muchos militantes de esa "progresía" que, no soportando sus orígenes franquistas, se niegan a reconocer que todo se lo deben al franquismo. Pues, mal que les pese, esta democracia maloliente, por ellos pervertida, echó sus raices en el régimen de Franco, no fuera de él.
     La mayor parte de nuestra casta "progre" -carne de pocilga que debería ser valorada al peso- pretende cambiar el curso de la historia reciente, ocultando las páginas más comprometedoras del oscuro pasado de una izquierda sanguinaria que, torpemente, la encandila. Pero llegará un día, tal vez no lejano, en que el general Franco -su bestia negra, por haber impedido la implantación en España de una dictadura comunista, similar a la cubana- será reconocido, por la posteridad, como el gran benefactor de los españoles, a lo largo del siglo XX.


Barlovento Maciñeira



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