El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 20 de octubre de 2014

Expediente 1714


               Anoche tuve un sueño premonitorio.
          Don Arturo Mas, en calzoncillos que llevaban estampada la estelada, se sometía, como cada mañana, al engorde de su vanidad. Un operario del Palacio de San Jaime inflaba, por medio de una bomba manual de aire, del año 1942, al Minipresidente del Minigobierno de Cataluña. El fiel servidor, dándole por detrás, se pasaba de la raya, le metía más aire del debido, y don Arturo, bastante más ancho que largo, se elevaba, y se perdía de vista en el firmamento.
         En su viaje hacia Saturno, una nave espacial marciana se cruzaba con él, y, ya de regreso a Marte, los marcianos lo reconocían como dios del universo, y le rendían culto de adoración. Sin pretenderlo, don Arturo Mas daba lugar al nacimiento del Masianismo, la religión de Marte, y su rostro, eternamente sonriente, evidenciaba un orgasmo de colosales proporciones.

Tío Chinto de Couzadoiro


"Vida oculta de Pepiño Blanco"
  Enlace al capítulo 33: "O fogueteiro"


2 comentarios:

  1. ¿Dónde hay que firmar para que ese sueño se convierta en realidad?
    Pero a ser posible más lejos... pasado Marte, que desde ahí aún se seguirían escuchando los lloros del Mesías y su panda siniestra.

    Un saludo, artista.

    ResponderEliminar
  2. ¡Un cordialísimo abrazo, amigo Herep, como siempre!

    ResponderEliminar