Vida oculta de Pepiño Blanco
(Capítulo 25)
La humildad llevó a don Armando Vilariño a reconocer que su ciencia médica no daba más de sí. El remedio terapéutico aplicado al niño, a base de sosa cáustica y cepillo de raíces, no había dado el fruto apetecido. Pepiño Blanco padecía una grave enfermedad ocular, y requería la atención de un especialista. Por fortuna, don Armando estaba suscrito a la revista médica "El bisturí del galeno", que, en su último número, publicaba un amplio reportaje sobre el "Método Ogino", un tratamiento novedoso, ideado por un médico japonés, que, por medio del control de la temperatura, permitía curar enfermedades oculares como aquella que Pepiño padecía.
El tratamiento era excesivamente costoso, y el viaje al Japón resultaba muy caro; pero Pepiño, heredero universal, junto a Maruxa, de la fortuna de los marqueses, podía permitírselo. Don Armando habló de todo esto con Herminio y con Maruxa, padres adoptivos de Pepiño, y éstos, a su vez, lo pusieron en conocimiento de don Guillermo de Castro Seoane, tutor del niño. Los tres dieron el visto bueno a la propuesta del médico, y empezaron a preparar todo lo necesario para emprender tan largo viaje al Japón. Y, como suele ocurrir siempre que el gasto lo hace otro, fueron cientos los paisanos, de Lamacido y de otras aldeas, que se ofrecieron para "acompañar al pobre niño"... "que el santiño iba a encontrarse muy solo en aquel país extraño"... Tuvo que intervenir don Guillermo de Castro Seoane, que, después de reunirlos a la puerta de la iglesia, terminó su breve discurso con estas palabras que no dejaban lugar a la duda:
- ¡O que queira disparar con pólvora do Rey, que compre foguetes!
Cuatro meses después, partían de Lamacido, en un taxi de Ortigueira que iba a llevarlos al aeropuerto de Santiago, don Guillermo de Castro Seoane, don Armando Vilariño, Herminio, Maruxa, Amalia Fandiño, don Arsenio Taboada y, naturalmente, Pepiño Blanco. Iba también, sujeto en la baca con unos correajes, la imagen de San Zoilo de Pastrana, protector de Pepiño. Con el coche ya en marcha, empezó a jarrear, y San Zoilo se cagó en algo que no se pudo entender. El repiqueteo de las campanas de la iglesia dio un aire festivo a la despedida. El doctor Ogino esperaba a Pepiño Blanco en Tokio.
Tío Chinto de Couzadoiro
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Tienes que completar su vida antes del 20-N, luego pasará al olvido y nadie sabrá de quien es la historia.
ResponderEliminar¡Hola, Paco!
ResponderEliminarTomo en consideración lo que dices. No obstante, ten en cuenta que la vida nos da sorpresas morrocotudas. ¿Quién nos iba a decir que el mendrugo de Zapatero convocaría las elecciones para una fecha tan señalada como el 20-N? ¿Tan descabellado te parece que Rajoy nombre Ministro de Interior a don José Blanco? A mí también, amigo Paco, pero Pepiño es un niño todavía, y merece vivir más allá del 20 de noviembre.
Recibe mi más cordial saludo.
¡Contra, no por Dios! Con Gallardón ya tiene cubierto el cupo.
ResponderEliminarPero en fin, cosas veredes D. Sancho..
Saludos.
Blanco se retirará, adusto y desolado, como un monarca destronado a sus posesiones cuantiosas en la isla del puño y a rosa.
ResponderEliminarPero el viaje a Japón promete, ya lo creo.
Saludos blogueros
Ciertamente, Candela, don Alberto lo llena todo. La suerte que tenemos es que, por entonces al menos, no se movía por Lamacido, que, si no, ya veríamos si la herencia de Pepiño cubría el gasto.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Espero que el próximo 20-N podamos brindar, José Antonio, por la absoluta desaparición de este Gobierno incapaz. No queda tanto tiempo, pero se hará largo.
ResponderEliminarDel viaje que Pepiño hará al Japón, te tendré debidamente informado la semana que viene.
Un cordial saludo bloguero.
Es que según leo lo veo todo...y me parto, porque imaginar a Pepiño igual pero en pequeñito y pasando tantas calamidades y vicisitudes...es maravilloso.
ResponderEliminarMe encantaría tenerlo en un libro para leerlo en la cama.
Saludos desde los pinos.
Pues no te partas, Maribeluca, que tienes que estar entera para conocer lo que falta de esta vida demencial que condujo a Pepiño al don José que hoy admiramos. Además, partida no serías útil para seguir repartiendo leña, de aquí al 20-N. Así que, ¡por lo que más quieras!, ríe, pero no te partas.
ResponderEliminarQue mi cordial saludo llegue a los pinos.
Tio Chinto
ResponderEliminarEsperemos, por el bien de España, que no vuelvan a tener cargos de responsabilidad impresentables como Pepiño Blanco.
Bienvenido al grupo. Es un honor.
Un abrazo.
Con el fin de que las cosas sean como dices, CARLOSCC, esperemos que el Partido Socialista se lleve tal batacazo el 20-N que se le quiten las ganas de poner impresentables en sus listas.
ResponderEliminarTe agradezco, ¡y de qué manera!, que hayas admitido mi blog en el grupo. Te aseguro que el honor es mío.
Un cordial abrazo.