Vida oculta de Pepiño Blanco
(Capítulo 29)
Aquel fatídico veinte de octubre se malogró el hijo que, con tanta ilusión, esperaban Maruxa y Herminio. Maruxa sufrió tal decepción que, después de mucho llorar y de oír el parecer de don Armando Vilaríño, desaconsejando un nuevo embarazo, no halló más consuelo que volcar su inmenso amor maternal en aquel hijo adoptivo, Pepiño Blanco, puesto en sus manos por la Divina Providencia. Poco tiempo después, en el día de su aniversario, se presentaron en Lamacido cuatro directivos de la empresa Sanyo Tanyoko, para entregarle, como regalo de cumpleaños, un Tekito Tanko, de última generación, que le facilitase las ingratas tareas del hogar.
Maruxa no acabó de acostumbrarse a la ayuda que Tekito Tanko le ofrecía, por ser mujer que se bastaba, por sí misma, para mantener su hogar, a todas horas, en perfecto estado de revista. Además, Tekito Tanko, al menor descuido de Maruxa, se iba a la cuadra, que era donde tenía más tajo, y volvía a casa hecho una mierda. Así que Maruxa no tardó en prescindir de él. Cuando se supo en Lamacido que Tekito Tanko no era utilizado, como empleado de hogar, en casa de Maruxa, varias mujeres hablaron con ella, deseosas de ponerlo a su servicio. Pero don Vicente, párroco de San Damián, que tenía sus más y sus menos con el sacristán, porque éste lo dejaba, frecuentemente, sin vino de misa, hizo valer su autoridad para que Maruxa le permitiera convertir a Tekito Tanko en sacristán y monaguillo.
La transformación no fue fácil. Tekito Tanko estaba programado para las tareas del hogar, no para labores de iglesia. Por si esto no fuera suficiente, el manual de instrucciones venía redactado en inglés y en japonés. Menos mal, después de todo, que allí estaba don Arsenio Taboada, el indiano vuelto de Nueva York, que, según decía, hablaba el inglés como si hubiera nacido en Frankfurt.
Así pues, amigo lector, seguidor de la apasionante vida oculta de Pepiño Blanco, dejemos, en espera del próximo capítulo, que don Arsenio Taboada traduzca el manual de instrucciones, y Herminio, el electricista, trabaje en la programación que transforme a Tekito Tanko en servicial mozo de sacristía.
Tío Chinto de Couzadoiro
Enlace al Capítulo 30: El milagro de San Zoilo
Enlace a "Vida oculta de Pepiño Blanco": Los 39 primeros
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Se me ocurre que pudiera tener fallos bastante irreverentes jejeje
ResponderEliminar¡JUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAAA!
ResponderEliminarQuerido Tio Chinto. Su BIOGRAFIA EN FASCICULOS, Del Personaje, Sigue Causandome Carcajadas Mil.
No se Si Por lo Buenos que Eran sus Convecinos y Sufridos Familares,-que no lo llevaron al Barranco mas Cercano en cuanto le Vieron Exhibir Prendas y Meritos-, o Por sus Barrabasadas...
El Buen Parroco, se Ve que Ignora los Valores "Concetuales" del Engendro Mecanico-Electronico que se Dispone a Meter en su Iglesia...
Pero me Imagino que Por sus Obras le Conoceran Muy Pronto los Feligreses-
¡Que Dios les Coja Confesados!
Un Cordial Abrazo y un Brindis.
y
¡¡RIAU RIAU!!
Cualquier cosa es posible, Maribeluca, cuando se trata de un artilugio hecho a imagen y semejanza de Pepiño Blanco. Sospecho que algo muy serio puede ocurrir en el próximo capítulo, que, "andando, andando, andandito, andando", será el número treinta.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Agradezco muy de veras, amigo Old Nick, su elogioso comentario, y celebro que esa vida disparatada le produzca carcajadas a cientos. Le prometo que, mientras esté en mi mano, no he de faltar a mi cita semanal con la infancia de Pepiño, que, por lo que voy viendo, a pocos deja indiferentes. Creo, sinceramente, que mi gran acierto, al convertirme en improvisado biógrafo de don José, ha sido el de intuir que el Blanco que hoy conocemos tiene su origen en el niño que dejó atrás.
ResponderEliminarUn cordial abrazo, con brindis y ¡¡RIAU RIAU!!
¡Un Tekito Tanko seminarista!
ResponderEliminarEl sueño húmedo de toda la horda laicista... bien pulido y de duro plástico para que pueda ser estrellado una y mil veces contra la pared... sin rasguño alguno.
Tan sólo los ojos... que saltan con el ajetreo.
Un abrazo Tío Chinto.
A la espera de un nuevo episodio de la vida de tan ilustre contemporáneo.
Ya veo, amigo Herep, que vas descubriendo los misterios y entresijos de la vida ejemplar de Pepiño. Yo, que la conozco en conjunto, puedo asegurarte que la frustración religiosa que hoy percibimos en don José hunde sus raíces en su ya lejana infancia; precisamente, en los años que voy describiendo. El próximo sábado, con el nuevo capítulo, llegará la apoteosis de Tekito Tanko.
ResponderEliminarRecibe, Herep, un cordial abrazo.
Tekito Tanko acaba de subsecretario de Interior seguro. Viendo el devenir de esta saga/fuga cualquier cosa es posible,je,je.
ResponderEliminarSaludos.
¿Y por qué no de Ministro de Fomento? Yo creo, Natalia, que apunta maneras. Ten en cuenta, además, que cuenta con inestimable protección de San Zoilo de Pastrana. ¡El tiempo dirá!
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Pobre Tekito Tanko, ni kita ni pone Rey, pero sirve a su Señor^^
ResponderEliminarLlegará lejos, como todos los soplagaitas, pero no tanto como él se crée jeje!!
Es un autómata que sigue a rajatabla, Candela, el programa que le han impuesto. Pero, de vez en cuando, tiene fallos, y arma la de Dios es Cristo. Lejos ya llegó -figúrate, a Japón, y de niño-, y, por ser insaciable en su ambición, siempre se quedará a medio camino.
ResponderEliminarUn cordial saludo, Candela.