Aventuro una hipótesis verosímil que no dejará, sin embargo, de sorprender a más de uno. La concepción de cualquier obra literaria de ficción, en la que intervienen, como protagonistas, animales dotados de cualidades humanas, parte de un sueño nocturno de su autor. Dicho esto, debo añadir algo que siempre lamentaré. Paso las noches de sueño en sueño, y, al despertar, recuerdo cada uno de ellos, con toda clase de detalles, como si lo viese reproducido en una gran pantalla. Pero la naturaleza, tan absurda en ocasiones, que no me dio la capacidad de fabulación de un Esopo, o al menos la de un Orwell, me impide transformarlos en materia literaria. Me conformaré, pues, muy a mi pesar, con describiros mi último sueño, sin pretensión poética alguna, con los pocos recursos que mi humilde prosa me ofrece.
El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.
Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.
Fernando Lago
miércoles, 6 de abril de 2011
La pocilga
Aventuro una hipótesis verosímil que no dejará, sin embargo, de sorprender a más de uno. La concepción de cualquier obra literaria de ficción, en la que intervienen, como protagonistas, animales dotados de cualidades humanas, parte de un sueño nocturno de su autor. Dicho esto, debo añadir algo que siempre lamentaré. Paso las noches de sueño en sueño, y, al despertar, recuerdo cada uno de ellos, con toda clase de detalles, como si lo viese reproducido en una gran pantalla. Pero la naturaleza, tan absurda en ocasiones, que no me dio la capacidad de fabulación de un Esopo, o al menos la de un Orwell, me impide transformarlos en materia literaria. Me conformaré, pues, muy a mi pesar, con describiros mi último sueño, sin pretensión poética alguna, con los pocos recursos que mi humilde prosa me ofrece.
Eso no es un sueño, es todo un acontecimiento planetario.
ResponderEliminarEspero, amigo Trecce, que no tenga la importancia de aquella conjunción planetaria que la mediocre Pajín anunciaba, en referencia a Zapatero y Obama.
ResponderEliminarJajaja...más bien pesadilla garbancera (y póngale el "presunto" delante por si los chivatos, que hasta los sueños van a dejar de ser libres)
ResponderEliminarTengo por cierto, Maribeluca, que Rubalcaba, si lograra de chiripa ser Presidente del Gobierno, nos impondría una dictadura que cortaría por lo sano toda libertad de expresión. ¡Se le ven las ganas!
ResponderEliminarQue no, amigo Tío Chinto. Eso no fue un sueño. Eso es que estuviste contemplando la pura realidad. Les cazaste en su auténtica salsa.
ResponderEliminarSaludos
Anoche soñé que volvía a esa granja: ojú, qué pesadilla de piara.
ResponderEliminarMuy divertida y bien contada, eso sí.
Yo demostré hoy que Zp es ruso
Saludos blogueros
Gracias por tu simpático comentario, José Luis. Ya nos advirtió don Pedro que toda la vida es sueño, y, los sueños, sueños son.
ResponderEliminarAcabo de conocer tu blog, y puedo decir, José Antonio, que el paralelismo que haces en tu último artículo, entre Iván y Anastasia, por un lado, y José Luis y Sonsoles, por otro, me parece acertado.
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