El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

sábado, 14 de mayo de 2011

En casa de Maruxa

Vida oculta de Pepiño Blanco
(Capítulo 16)


     Para que su última voluntad se cumpliera sin contratiempo alguno, el marqués había nombrado albacea testamentario a su gran amigo de la infancia Saturnino Gómez Portela, un anciano, afincado en Vivero, que amenazaba ruina desde hacía varios años. Don Saturnino se desplazó a Santa Marta de Ortigueira tantas veces cuantas fue necesario, y, de consuno con el juez, que dictó la resolución, Pepiño Blanco -en ausencia de sus progenitores y de sus padres adoptivos, los marqueses- fue entregado en segunda adopción a Maruxa. Y, con la sana intención de que recibiera la buena educación que los marqueses deseaban para él, en un ambiente familiar cristiano, resolvieron, además, que Maruxa, que, como ya sabemos, esperaba su primer hijo, se casara, sin dilación, con Herminio. La boda se celebró al poco tiempo, y, por decisión de la novia, aceptada por el juez y el albacea, los recién casados se instalaron, con Pepiño, para iniciar su nueva vida, en la casa de Maruxa. Así fue como Pepiño Blanco recibió, en su más tierna infancia, la impresión de no pertenecer a nadie; pues de nadie debía ser cuando pasaba, con tanta facilidad, de la casa de sus padres al Pazo de los marqueses, y, de éste, al hogar de Herminio y Maruxa. Ahí está, a no dudar, la raíz del torpe socialismo que, con el tiempo, defenderá Pepiño Blanco.
     Maruxa era una mujer sencilla, amante de su marido, y una verdadera madre para Pepiño, ya que, desde el primer momento, se volcó en él con un cariño que no disminuyó al nacer su propio hijo. El destino había querido que en aquella casa se dieran cita los dos herederos universales de los bienes de los Castro-Andrade; pero Maruxa hizo pocos cambios en su modo humilde de vida. Y los que llevó a cabo fueron más por decisión de Herminio que por iniciativa suya. Puede decirse que ni Pepiño Blanco ni Maruxa conocían el alcance de sus fortunas. Por contra, los aldeanos conjeturaban que debían ser cuantiosas en exceso, porque siempre habían olfateado los muy elevados bienes que, al morir, dejarían los marqueses. Sea como fuere, lo cierto es que, según queda dicho, tanto Pepiño como Maruxa vivieron ajenos a las fortunas que les habían caído del cielo, y que Herminio, sin necesidad alguna de hacerlo, siguió ganándose la vida como electricista.
   Pero quedaba aún un problema por resolver: el nombramiento de un tutor para Pepiño Blanco.

Tío Chinto de Couzadoiro

Enlace al Capítulo 17:   El triciclo
Enlace a "Vida oculta de Pepiño Blanco":   Los 39 primeros   


          

8 comentarios:

  1. A Pepiño no es que le faltara un tutor; le faltaba un hervor.
    De ahÍ que terminara el graduado escolar con dificultad y el bachillerato con lágrimas de sangre.
    Eso sí; se ha revelado como un creador de neologismos impagable - véase "conceto"-, y junto a Manuel Chaves han dado renovados bríos a la RAE.

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  2. No adelantes acontecimientos, Natalia, que Pepiño es todavía un bebé. De momento, va creciendo, si no en edad y sabiduría, si en edad y caudal. Tiempo habrá en que, ganando lo primero, pierda lo segundo. Que lo perderá, ¡ya lo verás!

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  3. Pepiño es el perfeto conceto de ineto.

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  4. Y no dudes, Maribeluca, que algún día tendrán que hacerle, por aquello de la próstata, un "tato retal".

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  5. Acabo de leerme la saga entera. Podrías ir acumulándola en una nueva entrada para leerla toda seguida y en el orden correcto, esto de ir de abajo para arriba es contrario a mis costumbres.
    Te felicito y conmino a que continúes.

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  6. Gracias, Paco, por el elogio que haces de la saga. En cuanto a tu sugerencia, tan razonable, debo reconocer que mis conocimientos de las posibilidades del blog son mínimos. Hasta tal punto es cierto lo que digo, que ya supuso un avance -modesto, eso sí-colocar los capítulos bajo una misma etiqueta. Si conoces la forma de ponerlos del modo que dices, te agradeceré que me lo hagas saber. Creo, de todos modos, que Blogger está diseñado para que aparezca, en primer lugar, lo último que se escribe.
    Un cordial saludo.

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  7. Me temo que no sé más que tu. Ahora que me he leído los viejos seguiré leyendo los próximos en el orden correcto. Veo que tardas mucho en publicar el siguiente.

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  8. Algún día daré con ello, Paco. Vengo escribiendo un capítulo por semana. Gracias.

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