El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 30 de mayo de 2011

La ministra



La chacona se bailaba
en casa de un remendón
hasta que, sin ton ni son,
la prohibió Rubalcaba,
con maneras de matón.

Lajo Demos

30 de mayo de 2011



Los españoles no nos merecemos un candidato,
a la Presidencia del Gobierno,
que nos oculte la verdad del 11-M.

Don Anónimo Pasquín


     España da hoy la nota disonante en el concierto de las naciones, por ser una zambomba que, en medio de los nobles instrumentos de la orquesta -cuerda, viento y percusión-, quiebra, con su sonido burlesco, la sublime armonía de la creación sinfónica.
     España es hoy, para vergüenza nuestra, la única nación del mundo democrático en que se nombra candidato, a la Presidencia del Gobierno, a un individuo que, en otro tiempo, fue portavoz de quienes habían practicado el terrorismo de estado; a un indeseable que, siendo Ministro de Interior, impide que conozcamos la verdad del mayor atentado terrorista, cometido en España, y da la orden que permite, mediante un soplo de la policía a su servicio, la huida de unos terroristas que iban a ser capturados; a un indecente, amigo del juego sucio, que tiene por norma sacar partido del incumplimiento de lo preceptuado para la jornada de reflexión electoral; a un ser despreciable, en fin, miembro del Gobierno que, recientemente, violando una resolución del Tribunal Supremo, ha colocado, en diversas instituciones del Estado español, a un número considerable de terroristas.
     Si tan negativo personaje llegara a la Presidencia del Gobierno, España merecería ser expulsada, con toda razón, del concierto democrático de las naciones.

Pelargonio do Peiral


     "Nueve de cada diez veces, el olor nauseabundo que, con cierta frecuencia, desprende un político es el propio de su partido."

           (Catalina Chanel de la Cloak)             




domingo, 29 de mayo de 2011

¿Una Ley mordaza?



La Ley de Igualdad de Trato,
¿servirá para tapar la boca al disidente?
¿Permitirá a Rubalcaba silenciar
la legítima opinión del ciudadano libre?
¿Podemos consentir que juegue con ventaja
el candidato a Presidente del Gobierno?

sábado, 28 de mayo de 2011

viernes, 27 de mayo de 2011

El enjambre

Vida oculta de Pepiño Blanco
(Capítulo 18)

     Los que se dedican al estudio de los animales no dejan de sorprenderse, cuando observan en ellos comportamientos que contradicen sus formas de vida habituales. Don Armando Vilariño, médico rural que ya conocemos, y gran aficionado, en sus ratos libres, a las curiosidades del reino animal, fue agraciado aquella mañana con algo insólito que alteró, por unas horas, su conocimiento de la mosca común.
     Don Armando, caballero en su motocicleta, subía por el camino de carro que conduce a Lamacido, y, al doblar un recodo, se cruzó con un enjambre, de considerable volumen, de moscas zumbadoras que siguió camino abajo. Don Armando detuvo la moto, y se volvió para observar cómo se alejaba tan desproporcionado enjambre, y, sobre todo, cómo se incorporaban a él, constantemente, docenas de moscas procedentes de todas partes. El médico tuvo la impresión de que, por alguna razón desconocida, Lamacido se estaba quedando sin moscas; y, dotado de una curiosidad científica envidiable, quiso saber por qué. Dio, pues, media vuelta, y siguió tras el enjambre, a cierta distancia, con la esperanza, tan humana, de hacer un descubrimiento que uniera su nombre al de cualquier eminente zoólogo del pasado.
     Lo primero que le llamó la atención fue el hecho, nunca visto, de que, ya en la carretera general, el enjambre se desplazara sobre ella, tomando cada curva sin desviarse lo más mínimo ni salirse por la tangente. Don Armando pensó en alguna mutación esencial, que, dotando de inteligencia a las moscas, las llevaba a cambiar la incómoda vida rural de Lamacido por la más civilizada de Santa Marta de Ortigueira. Pues allí, en la muy noble villa, acabó su aventura el gigantesco enjambre.
     Al día siguiente, La Voz de Ortigueira recogió, muy destacada en la portada, la noticia de lo ocurrido, que mataba, en don Armando Vilariño, toda esperanza de alcanzar el notable hallazgo científico con que soñaba. La información, ilustrada con una foto del enjambre, decía así:
     "Un voluminoso enjambre de moscas envuelve al prestigioso notario de esta villa, don Severiano Fontán, y lo acompaña, a lo largo de muchos kilómetros, mientras regresa, en su triciclo, de un viaje a Lamacido. Parece ser que una vaca de aquella aldea había dejado sobre él una enorme bosta que atrajo a los pegajosos insectos. Esperemos que los muchos baños del notario -nos consta que lleva nueve- libren a Santa Marta de tan infecta plaga."

Tío Chinto de Couzadoiro

Enlace al Capítulo 19:   Reseña de "La Berza"
Enlace a "Vida oculta de Pepiño Blanco":   Los 39 primeros   
  
           

lunes, 23 de mayo de 2011

PSOE



El ilustre Zapatero,
del Gobierno Presidente,
en el Socialismo Obrero
pasa por inteligente,
y es más burro que Platero.

Lajo Demos

2 de febrero de 2007


¡A la mierda el zapatero
que no sabe hacer zapatos!

Don Anónimo Pasquín


     Uno de los lugares más visitados del mundo es La Mierda. Por ello sorprende que ninguna guía turística -ni siquiera las más importantes- dé noticia de él. Nadie sabe dónde se encuentra La Mierda, en qué provincia está, a qué nación pertenece. Y, sin embargo, ya desde que nacemos, se nos acostumbra a mandar allí a todo aquel que contraría nuestros planes. Difícilmente se hallará alguien que, a lo largo de su vida, no haya ido a La Mierda docena y media de veces.
     El pueblo español acaba de mandar a La Mierda, con toda razón, al Partido Socialista, que, en esta ocasión, en contra de lo acostumbrado, no ha podido sacar ventaja del juego sucio que ha practicado. La cuadrilla de Zapatero ha quedado con los trajes de luces desgarrados, con el primer espada empitonado y con sus partes al descubierto, con los banderilleros acojonados en los burladeros, y con el picador por el suelo, debajo del caballo. Dicho de otra manera, el Partido Socialista se ha ido a La Mierda. ¿Tiene sentido, entonces, que el Gobierno permanezca aquí? ¿No debería, por vergüenza torera, irse también allá?

Pelargonio do Peiral

     "El rey Otón II de Maguncia me mandó, como embajador, diecisiete veces a La Mierda."
 (Indecencio Pulquérrimo: de su obra "Mis viajes a La Mierda")


viernes, 20 de mayo de 2011

El triciclo

Vida oculta de Pepiño Blanco
(Capítulo 17)

     Asegurar que Pepiño Blanco se comió un percebe aquella mañana de octubre, no deja de ser una aproximación a la realidad, cuando lo que hizo fue despreciar la parte comestible del crustáceo y, en su intento de masticar la uña, dejar para el desguace las cuatro muelas del juicio; pues, siendo Pepiño tan juicioso, a nadie debe sorprender que tuviera dos pares donde otros niños tienen una. Saco a colación lo del percebe, no porque vaya a ocuparme ahora de la boca de Pepiño Blanco, que de eso se encargó por aquellos días don Armando Vilariño, sino, más bien, porque es la referencia que señala el día de la llegada a Lamacido de don Severiano Fontán, notario de Santa Marta de Ortigueira.
     Llegaba don Severiano, muy recuperado del estado calamitoso en que había quedado, tras la lectura del testamento del marqués, en un triciclo de inválido, de aquellos de doble manivela que, por medio de una cadena continua, transmitían el movimiento de las manos a la rueda delantera. Don Severiano no bajó del triciclo, en presencia de Maruxa y Herminio, debido a que los deudos del marqués, defraudados al conocer el testamento de don Raimundo, lo habían dejado, sin que los médicos del hospital pudieran hacer nada, paralítico, de la cintura a los pies. Era un hombre corpulento, panzudo, elegantemente vestido de negro, que soportaba, como paciente Job, la mala educación de Pepiño Blanco, empeñado en que el notario le dejase el triciclo. Maruxa y Herminio hacían lo que podían por librar a don Severiano del acoso impertinente del niño; pero, más atentos a las palabras del notario, se descuidaban en exceso, y Pepiño acabó sentándose en las rodillas del inválido, y tocando sin interrupción, cual si fueran sus testículos, los dos timbres del triciclo. Lo importante, después de todo, es que Maruxa recibió de don Severiano el documento judicial que nombraba tutor de Pepiño Blanco a don Guillermo de Castro Seoane, el único pariente del marqués que, en medio de la batalla encarnizada que se había desatado durante la lectura de su testamento, había impedido que don Severiano dejase allí la vida. Maruxa y Herminio, agradecidos por la bondad de aquel noble inválido, entraron en la casa con la intención de obsequiarlo con unos dulces y una copita de aguardiente. Y, cuando salieron, no lo encontraron, porque Pepiño, jugando, había movido la palanca del freno del triciclo, y éste había entrado, cuesta abajo y marcha atrás, en la cuadra, hasta detenerse justo detrás de una vaca. Allí lo hallaron, recubierto de estiércol, dando fe, como notario, de que había recibido, sobre su cuerpo, la generosa ofrenda de una vaca descompuesta.

Tío Chinto de Couzadoiro

Enlace al Capítulo 18:   El enjambre
Enlace a "Vida oculta de Pepiño Blanco":   Los 39 primeros   
  

jueves, 19 de mayo de 2011

¿Nuevo 11-M?




¿Por qué permite el Gobierno
algo que la Junta Electoral prohíbe?
El movimiento Democracia Real Ya,
concentrado en la Puerta del Sol,
¿será una bomba que estalle
en plena jornada de reflexión?  

miércoles, 18 de mayo de 2011

Sepulcro blanqueado

   


     Ayer me di de baja en mi partido político. Me dirigí a su sede central, y, antes de entrar en ella, contemplé, durante varios minutos, la magnífica fachada renacentista del edificio que la acoge. Y repasé, con tristeza, los motivos que me llevaban a tomar tan importante decisión, en vísperas de unas elecciones municipales y unas elecciones autonómicas. No admito la mentira. Quiero que la verdad, aunque me perjudique, presida cada uno de mis actos, cada acto de quienes me rodean; rechazo la hipocresía y el engaño a mi alrededor. Me repugna la falsedad. Me duele toda traición. Dejo mi partido político, porque se ha convertido en cueva de ladrones y guarida de asesinos. 
     Crucé la calle, y entré por la puerta principal de aquel edificio majestuoso. No reconocí su espacio interior. Era como si lo viera por primera vez. No recordaba haber estado allí anteriormente. Y, sin embargo, allí me había dado de alta, años atrás, como militante del partido. Me sorprendió que alguien me indicara la bajada al sótano. La poca luz reinante en aquel vestíbulo de atmósfera enrarecida, maloliente, conseguía que se perdieran los contornos de los objetos.
   A cada paso que daba por aquella escalera que descendía hasta el sótano, la suciedad y el mal olor  aumentaban. Avancé por un largo pasillo. De sus paredes, agrietadas y agusanadas, y, sobre todo, del techo, salían arañas, de diversos tipos y tamaños, que, colgadas, tendían sus telas, y hacían mayor mi inquietud.
   Llegué, por fin, a un amplio salón. El aire se volvía irrespirable. El olor a orina y excremento lo invadía todo. De puntillas, procurando no pisar la mierda humana ni los restos de vomitonas recientes que alfombraban, indecentemente, el suelo, traté de acercarme a una de las mesas para ser atendido. Las paredes estaban adornadas con los retratos de distintos líderes del partido y con diferentes citas de ellos. Me llamaron la atención las dos que más destacaban por el lujoso enmarcado: "La Democracia deberá conducirnos a la Dictadura" y "Convirtamos a nuestros votantes en retrasados mentales". Los retratos aparecían cubiertos por cientos de cucarachas y de gusanos que, de forma repugnante, los lamían; docenas de ratas, en posición vertical sobre las patas traseras, con las delanteras apoyadas en las paredes, trataban de alcanzar, en un acto de adoración repulsiva, las imágenes de sus líderes. Me atendió, al poco tiempo, una gran rata de mirada sanguinaria y hocico ensangrentado.
  Ya en la calle, respiré a pleno pulmón; me sentí nuevamente vivo, y contemplé, por última vez, la fachada renacentista de aquel edificio que, a la luz del sol de media tarde, tenía todo el aspecto de un sepulcro blanqueado.

Barlovento Maciñeira                     

lunes, 16 de mayo de 2011

Invictus



¡Pero adónde vas, Tomás!,
con tu cara de simplón.
Con tu falta de tirón,
¡ay, Tomás, adónde vas!

Lajo Demos

16 de mayo de 2011



Con cinco millones de parados,
¿por qué sonríe el cornudo?
Con un país a punto de quiebra,
¿de qué se ríe el cabrón?

Don Anónimo Pasquín


Carta abierta

     Sr. Don Tomás Gómez:

     Doy respuesta a la carta que me envía, en demanda de mi voto.
     Me tutea usted, y me trata de estimado amigo. ¿Cómo puede tutear a quien no conoce usted? ¿Cómo puede estimarme, cuando nada sabe de mí? ¿Cómo puede considerarse amigo mío, si en mi ánimo no está brindarle mi amistad? Mal empieza usted, Tomás, si lo que pretende es conseguir mi voto.
     Me habla de su compromiso firme y honesto, de los valores irrenunciables de libertad, igualdad y justicia social, de su pretensión de gobernar con transparencia, austeridad y proximidad ... Palabras, palabras, palabras ... Bla-bla-blá, bla-bla-blá, bla-bla-blá.
     No le creo, Tomás; y voy a decirle por qué. No confío en usted, porque mi voto no es vital, como asegura, para impulsar políticas de recuperación económica y generación de empleo. No creo en usted, Tomás, porque pertenece al partido político que ha hundido nuestra economía y ha creado cinco millones de parados. Yo no puedo creer , señor Gómez, en quien me dice por carta que se compromete a gobernar de mi mano; pues tal majadería me da a entender que necesita una niñera.
     Por todo ello, Tomás, y ya para terminar, adivine qué higiénico uso voy a dar al papel de su misiva.
     Atentamente,

     Pelargonio do Peiral

     "Nunca me digáis por carta lo que no os atreváis a decirme cara a cara."

       (Makari Makarievich Makariov)  

     



     

sábado, 14 de mayo de 2011

En casa de Maruxa

Vida oculta de Pepiño Blanco
(Capítulo 16)


     Para que su última voluntad se cumpliera sin contratiempo alguno, el marqués había nombrado albacea testamentario a su gran amigo de la infancia Saturnino Gómez Portela, un anciano, afincado en Vivero, que amenazaba ruina desde hacía varios años. Don Saturnino se desplazó a Santa Marta de Ortigueira tantas veces cuantas fue necesario, y, de consuno con el juez, que dictó la resolución, Pepiño Blanco -en ausencia de sus progenitores y de sus padres adoptivos, los marqueses- fue entregado en segunda adopción a Maruxa. Y, con la sana intención de que recibiera la buena educación que los marqueses deseaban para él, en un ambiente familiar cristiano, resolvieron, además, que Maruxa, que, como ya sabemos, esperaba su primer hijo, se casara, sin dilación, con Herminio. La boda se celebró al poco tiempo, y, por decisión de la novia, aceptada por el juez y el albacea, los recién casados se instalaron, con Pepiño, para iniciar su nueva vida, en la casa de Maruxa. Así fue como Pepiño Blanco recibió, en su más tierna infancia, la impresión de no pertenecer a nadie; pues de nadie debía ser cuando pasaba, con tanta facilidad, de la casa de sus padres al Pazo de los marqueses, y, de éste, al hogar de Herminio y Maruxa. Ahí está, a no dudar, la raíz del torpe socialismo que, con el tiempo, defenderá Pepiño Blanco.
     Maruxa era una mujer sencilla, amante de su marido, y una verdadera madre para Pepiño, ya que, desde el primer momento, se volcó en él con un cariño que no disminuyó al nacer su propio hijo. El destino había querido que en aquella casa se dieran cita los dos herederos universales de los bienes de los Castro-Andrade; pero Maruxa hizo pocos cambios en su modo humilde de vida. Y los que llevó a cabo fueron más por decisión de Herminio que por iniciativa suya. Puede decirse que ni Pepiño Blanco ni Maruxa conocían el alcance de sus fortunas. Por contra, los aldeanos conjeturaban que debían ser cuantiosas en exceso, porque siempre habían olfateado los muy elevados bienes que, al morir, dejarían los marqueses. Sea como fuere, lo cierto es que, según queda dicho, tanto Pepiño como Maruxa vivieron ajenos a las fortunas que les habían caído del cielo, y que Herminio, sin necesidad alguna de hacerlo, siguió ganándose la vida como electricista.
   Pero quedaba aún un problema por resolver: el nombramiento de un tutor para Pepiño Blanco.

Tío Chinto de Couzadoiro

Enlace al Capítulo 17:   El triciclo
Enlace a "Vida oculta de Pepiño Blanco":   Los 39 primeros   


          

miércoles, 11 de mayo de 2011

¡A voz en grito!

     La gran hazaña del Partido Socialista es la de haber creado un electorado enfermo. Ya sé que mis palabras pueden resultar polémicas. Pero siempre será mejor dar mi opinión sincera, aunque sea equivocada, que callarla, y ocultar, tal vez, una incómoda verdad.
     Los partidos políticos se han metido en campaña. Cada uno con su programa, con su estrategia, con su mezquina propaganda. Pero sólo el Partido Socialista Obrero Español convierte su fracaso de gobierno en programa electoral; ningún otro, más que el Partido Socialista, transforma sus cuantiosos escándalos financieros en estrategia de combate. Tan sólo el partido de Zapatero enarbola la bandera de la bajeza moral, de la cruda incompetencia, del engaño miserable a todo un pueblo. ¿De qué manera? Con el cinismo sin límite, con la hipocresía desbordada, con la más absoluta desvergüenza. Para calibrar debidamente el grado de verdad de cuanto digo, bastará con prestar atención a los bochornosos discursos que sus líderes pronuncian ante dóciles auditorios.
     Cada ministro de este Gobierno infame, que, por su probada indignidad, tendría motivos más que suficientes para esconderse bajo tierra, saldrá al ruedo de cualquier plaza de toros, y, a pleno sol, negará la luz del día. Manuel Chaves -el de los ERE fraudulentos- hablará de su importante labor social en Andalucía; Rubalcaba -el del chivatazo a ETA en el bar Faisán-, del estricto cumplimiento de la ley; Felipe González -el de los GAL- atacará con dureza a quien tuvo que corregir sus múltiples errores; Zapatero, en fin -el de la negociación con ETA, el que presionó al Tribunal Constitucional para que diera vía libre a las listas de Bildu-, defenderá la rigurosa aplicación del Estado de Derecho en España, y pondrá a Dios por testigo de la férrea separación de los tres poderes del Estado.
   ¿Cómo puede haberse llegado a tanto cinismo? ¿Cómo es posible tanta hipocresía? El socialismo imperante -el de los indecentes cien años de honradez, el de González, Rubalcaba y Zapatero- lleva mucho tiempo manteniendo a su electorado en una enfermedad colectiva que le impide distinguir la verdad de la mentira. El partido de Pablo Iglesias obtiene hoy sus votos de un electorado al que, previamente, contagió su infecto mal. La regeneración política de nuestro pueblo, vital para la nación, dependerá, en gran medida, de esa cura de urgencia que España está pidiendo a voz en grito.

Barlovento Maciñeira          

lunes, 9 de mayo de 2011

El zopenco

Asegura un buen amigo
que Zapatero es un leño,
un adoquín berroqueño,
un jumento, un "tontolhigo";
yo, al oírlo, le digo
que tiene más de besugo,
de alcornoque, de tarugo ...
¡y está de acuerdo conmigo!

Lajo Demos

8 de febrero de 2010



Si el Presidente del Gobierno
me tacha de gilipollas,
pretendiendo que me crea lo increible,
me legitima para llamarle tonto del culo.

Don Anónimo Pasquín


     La situación calamitosa que hoy vivimos en España es de tan extrema gravedad que reclama un decidido paso al frente de los españoles. La última sentencia del Tribunal Constitucional sobre las listas de Bildu, que anula la del Tribunal Supremo, permitirá que la ETA forme parte de algunos ayuntamientos del País Vasco y de Navarra. Nuestro moribundo estado de derecho acaba de expirar. Tamaña indignidad, cometida por un Gobierno enemigo de la nación española, suscita en mí ciertas preguntas que no quisiera tener que responder.
     Unos individuos que se vuelven criminales, poniendo a una banda terrorista en algunas instituciones del estado, ¿merecen  seguir gobernando España? ¿Cuál será el límite de lo negociado con los asesinos por este Gobierno culpable? ¿Veremos un día a De Juana Chaos y a Josu Ternera como presidentes respectivos del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo? ¿Qué inmenso favor le debe el Gobierno a ETA para tratarla con tanta condescendencia? ¿Tal vez, los atentados terroristas del 11-M? Me da miedo tener que contestar a estas preguntas.

Pelargonio do Peiral

"La destrucción material de una nación comienza por la corrupción moral de sus gobernantes; de tal manera que, cuando eso ocurre, el pueblo queda legitimado para deponerlos, como si se tratara de incómodos excrementos."
           (Wolframio de Tungsteno)













viernes, 6 de mayo de 2011

El testamento del marqués



Vida oculta de Pepiño Blanco
(Capítulo 15)


     La sosegada paz de Lamacido -tranquilidad secular, decía don Armando Vilariño- se vio alterada, aquella mañana de ardiente sol, con la llegada al Pazo de numerosos automóviles que, por su lujo, hablaban de la calidad de sus ocupantes. El último en hacerlo -el más esperado, sin embargo- fue el magnífico Ford, de 1944, de don Severiano Fontán, notario de Santa Marta de Ortigueira, que quedó aparcado a la sombra de un nogal. Salió a darle la bienvenida don Etelvino de Castro Seoane, sobrino del fallecido marqués, y, juntos, pasaron al Pazo. El notario fue recibido, por los congregados en el salón principal, con el respeto, la seriedad y el distanciamiento propios de quienes ven entrar a quien va a dar fe, con toda solemnidad, de un testamento importante que se presume conflictivo. Don Severiano advirtió al instante la tensión ambiental reflejada en aquellos 43 ojos que lo miraban, fijamente, con desconfianza. Llegados a este punto, como sospecho, admirado lector, que tu perspicacia te lleva por mal camino, me permito corregirte, fraternalmente, diciendo que los deudos de los marqueses, allí reunidos, no eran 22 -uno de ellos tuerto-, sino 23, y que, de ellos, 3 eran tuertos. Aclarado esto, debo añadir que la lectura del testamento, por el notario, hizo saber a los presentes que el marqués nombraba herederos universales de sus inmensos bienes, a partes iguales, a Pepiño Blanco y a Maruxa, su hija natural, que, por virtud de un buen chispazo del electricista Herminio, pronto le daría un nieto. Al oír aquello, don Baltasar de Andrade, canónigo de la catedral de Santiago de Compostela, le arreó a Pepiño Blanco, que gateaba a sus pies, tal patada en el culo que lo mandó por el aire contra el piano de cola; Sor María de la Trinidad, hermana de don Baltasar y abadesa del convento trinitario de Mondoñedo, reprendió a su hermano, por su mal comportamiento, estampándole un sonoro tortazo que fue el comienzo de una sangrienta batalla familiar -todos contra todos- que dio con la mayoría de ellos en un hospital de La Coruña. Pero lo más grave de aquel fraternal desahogo no fue que al notario le partieran la clavícula, el brazo izquierdo y los dos fémures, sino que Pepiño Blanco, dando precoces muestras, quizá, de su natural inteligencia, aprovechara la confusión reinante en el salón para arrojar el testamento al fuego de la chimenea.

Tío Chinto de Couzadoiro

Enlace al Capítulo 16:   En casa de Maruxa
Enlace a "Vida oculta de Pepiño Blanco":   Los 39 primeros   
                





miércoles, 4 de mayo de 2011

Muerte de Bin Laden

        Osama Bin Laden, el mayor terrorista del mundo, ha tenido el final que merecía por tan triste reconocimiento. Un comando especial de la armada norteamericana acabó con él en su refugio pakistaní. Todas la naciones que padecieron sus crímenes tienen sobrados motivos para celebrar su muerte; no por la muerte en sí, sino por las que, a partir de ahora, podrán ser evitadas. Se objetará que Al Qaeda tomará venganza, por la pérdida de su jefe, con nuevos atentados terroristas que, tal vez, causarán más muertes; ciertamente, pero ya no serán obra de Bin Laden.
   Encuentro envidiable la grandeza del pueblo americano, puesta de manifiesto al celebrar, en unión patriótica, la desaparición de tan criminal personaje. Aquí, en esta España desmembrada y desdichada, ni el triunfo de la selección nacional de fútbol consiguió unirnos a todos. Ojalá nos anunciara, el pobre hombre que nos gobierna a los españoles, en este mismo año, la captura de los responsables primeros del terrorífico 11-M. Esa sí sería, y no otra, la conjunción planetaria Obama-Zapatero que, sin el menor sentido del ridículo, nos anunció la iletrada Leire Pajín. No caerá tal breva. Nuestro Gobierno, en lugar de perseguir a los terroristas que nos amenazan, negocia con ellos el futuro de España, les da chivatazos que los ponen en fuga, y, por lo que se refiere al 11-M, obstaculiza toda labor de investigación que pueda conducirnos al esclarecimiento de la verdad. Por si fuera poco, varios dirigentes del Partido Socialista -el Ministro de Interior, entre ellos- declaran que la muerte de Bin Laden es una buena noticia para los españoles, por haber sido el 11-M obra de Al Qaeda.
    Remato mi artículo de hoy con una pregunta capciosa que pongo al final de una breve ficción. Supongamos que, días antes de aquel en que se celebren las próximas elecciones generales, la banda terrorista ETA comete un brutal atentado, en el aeropuerto de Barajas, que causa -¡no lo quiera Dios!- la muerte a varios cientos de personas. Zapatero y Rubalcaba, esta vez en el Gobierno, ¿anunciarán entonces  al pueblo español que la matanza es obra de Al Qaeda, y que responde a una venganza de la muerte de Bin Laden?

Barlovento Maciñeira          

lunes, 2 de mayo de 2011

Palabra de Arzobispo




Con mi bendición, Guillermo,
que es Providencia Divina,
ya puedes ponerte enfermo
comiendo una Catalina.

Lajo Demos

2 de mayo de 2011


Procura no perder el tiempo.
Deja ya de buscar un sindicalista honrado.

Don Anónimo Pasquín


     Algunas piezas poéticas, al igual que ciertas novelas y algunos textos de teatro, soportan mal el paso de los años, envejecen prontamente. El tiempo es el juez supremo que separa el trigo de la paja, el crisol en que se funden las grandes ideas. Palabras que en el pasado estaban preñadas de vida muestran hoy su mortal insignificancia. Tal es el caso de "La Internacional", aquel glorioso himno, trigo candeal capaz de mover a la clase obrera de 1871, que, al cabo de 140 años, se ha vuelto paja, y sólo con aburrimiento puede ser cantada.
   Un año más, los repelentes Méndez y Toxo, atípicos proletarios que pisan despacho alfombrado, han celebrado con tristeza la festividad del Primero de Mayo. Y lo han hecho convocando en Valencia a la clase trabajadora. El éxito exiguo de su convocatoria -8000 manifestantes- ha sido inversamente proporcional a la grandiosidad del número -5.000.000- de trabajadores sin empleo.
   No resulta aventurado suponer que los indecentes Méndez y Toxo, presidentes de sendas empresas generosamente subvencionadas por el Gobierno, se hayan ido, con sus secuaces,  a comerse una suculenta paella de marisco, en un  restaurante excelente, después de haber entonado, con cara de bostezo, y sin la menor vergüenza, el himno proletario de "La Internacional".
     ¡Arriba, parias de la Tierra!
     ¡En pie, famélica legión!

Pelargonio do Peiral

     "Como dirigente obrero, mi compromiso es tal que, mientras almuerzo en un restaurante de lujo, no dejo de pensar en mis hermanos de clase que no pueden permitírselo."
(Hipocracio Sindicali)