El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

miércoles, 30 de marzo de 2016

Asesinos del Islam



         Quienes habitamos este Valle de Lágrimas, llevamos demasiado tiempo familiarizados con distintos nombres de organizaciones terroristas -Al Qaeda, Daesh, Isis- que se refieren a una misma realidad, la de los grupos armados que abanderan la mal llamada Guerra Santa del Islam.
       Quienes moramos en este verdadero Infierno, no conocemos, a pesar de los pesares, un solo cristiano que mate en nombre de Cristo, que asesine en nombre de Dios; por contra, sabemos de musulmanes que matan en nombre de Mahoma, que asesinan en nombre de Alá. Por esta simple razón, en vez de referirme a Daesh, Isis o Al Qaeda, prefiero hablar de los Asesinos del Islam.

Tío Chinto de Couzadoiro
   

lunes, 14 de marzo de 2016

Diez preguntas irritantes



     Los partidarios de la llamada Versión Oficial del 11-M aseguran que los atentados terroristas de aquel fatídico día fueron cometidos por algún grupo del islamismo radical, situado en la órbita de Al Qaeda. Si esto es verdad, tal vez convenga que respondan, honradamente y con calma, a cada una de estas preguntas.

 1  ¿Qué islamista radical ordenó que los atentados terroristas del 11-M fueran cometidos, precisamente, en vísperas de unos comicios trascendentales para España?
 2   ¿Qué islamista radical ordenó que apareciera, en la Comisaría de Vallecas, una mochila cargada de falsedad?
 3   ¿Qué islamista radical ordenó que, cuarenta y ocho horas después de los atentados, los trenes fueran desguazados?
 4  ¿Qué islamista radical ordenó borrar toda pista que pudiera conducir a la banda terrorista ETA?
 5  ¿Qué islamista radical ordenó que una furgoneta vacía, llevada al complejo policial de Canillas, apareciese luego, allí, con restos de explosivos?
 6   ¿Qué islamista radical ordenó, a la totalidad de la casta política española, el más absoluto silencio, en relación con el 11-M?
 7   ¿Qué islamista radical ordenó que al agente Torronteras, fallecido durante el asalto al piso de Leganés, no se le practicara la autopsia?
 8  ¿Qué islamista radical ordenó obstaculizar, con todo tipo de zancadillas, el trabajo meticuloso de unos analistas químicos que trataban de descubrir el explosivo empleado en los atentados?
 9   ¿Qué islamista radical ordenó que la extrema izquierda, en plena jornada de reflexión, culpara, de los atentados, al Gobierno del Partido Popular?
10   ¿Qué islamista radical ordenó, al Grupo Prisa, convertirse en abanderado de la Versión Oficial del 11-M?

     Si después de haber contestado, honradamente y con calma, a estas diez preguntas, no cambia tu parecer sobre los atentados, te animo a presentar, al Premio Planeta, tu engendro novelístico "Versión Oficial del 11-M". Puede ser el comienzo de tu brillante carrera literaria.

Tío Chinto de Couzadoiro   
          

miércoles, 9 de marzo de 2016

Corrupción periodística



     Hablamos mucho de la corrupción política, y, muy poco, de la corrupción periodística. Sin embargo, la corrupción periodística favorece, en ocasiones, la corrupción política, y, con frecuencia, es causa de ella.
     Según parece, si uno se somete al bombardeo continuo de ciertos medios, hoy no sufrimos otra corrupción política que la del Partido Popular; cuando, verdaderamente, la del Partido Socialista Obrero Español supera, con creces, la de cualquier formación política.
   La profesión de periodista tiene, como principal cometido, la información veraz; de ahí que el profesional que, a diario, vomita su repugnante mentira, sobre la prensa, la radio o la televisión, sea tan digno de abominación.
   Los medios de comunicación corruptos pretenden hacernos olvidar que, en España, la corrupción política nació con Felipe González, y que, bajo su alto magisterio, se alcanzó la culminación que hoy suponen, para vergüenza de toda la nación, los falsos ERE de Andalucía y los falsos Cursos de Formación.

Tío Chinto de Couzadoiro
  

domingo, 6 de marzo de 2016

El mono de los platillos



   Decimos que la imaginación es la loca de la casa. Pero olvidamos, muy fácilmente, que, en la casa, hay otras locas. Por ejemplo, la memoria.
   Hace unos días, viendo el debate parlamentario de investidura, torpemente convocado por Pedro Sánchez, recordé las tardes ya lejanas de mi infancia, en que disfrutaba con mi juguete favorito. Era un sonriente mono de hojalata que tocaba los platillos. Yo le daba cuerda, y el mono iniciaba su monótono concierto de percusión. Sin embargo, no sé por qué, al evocarlo, en vez de dos platillos que sonaban, la enloquecida memoria me trajo dos manos que aplaudían (tas tas tas tas tas... tas tas... tas) hasta que la cuerda se acababa.
  Durante su grotesca intervención parlamentaria, el infantil Pedro Sánchez disfrutó, de lo lindo, con el juguete que le habían regalado. Le daba cuerda, en diferentes momentos de su mendaz discurso, y, automáticamente, la servil bancada de su partido político respondía con el aplauso (tas tas tas tas tas... tas tas... tas) hasta que la cuerda, poco a poco, se le acababa.

Tío Chinto de Couzadoiro