El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

martes, 29 de septiembre de 2015

Suicidio de España



          Cuando vamos por el campo, siguiendo un camino desconocido, en busca del caserío que queremos alcanzar, y, al llegar a una encrucijada, elegimos la senda equivocada, lo más prudente, en cuanto descubrimos el error, es detenernos, y volver, sobre nuestros pasos, hasta la encrucijada.
          A poco de salir de una dictadura que, a la vista de lo que hoy tenemos, fue una verdadera bendición, España se encontró, en su lenta marcha por la historia, con una encrucijada de dos caminos. Uno de ellos, a la derecha, era la continuación del que ya traía, el de la unidad; el otro, a la izquierda, llevaba, fatalmente, a la división. España siguió, por inadvertencia, o a sabiendas, la senda de la ruptura.
       España recorre, desde hace mucho tiempo, el camino de las diecisiete autonomías, un camino que, sin remedio, la conduce al desmembramiento. España sabe, de sobra, que es el equivocado. Pero, inexplicablemente, en vez de detenerse y volver, sobre sus pasos, hasta la encrucijada, para tomar la senda de la unidad, sigue adelante, en busca de su propia destrucción.

Tío Chinto de Couzadoiro
        

jueves, 24 de septiembre de 2015

Mein Kampf



          Yo no creo que don Arturo sea nazi. Porque, ser nazi, comporta, indudablemente, otro tipo de obligaciones. No creo que don Arturo Mas esté pensando en poner los cimientos de la futura República Nacional Socialista de Cataluña. Como mucho, veo en él al padre putativo del PPCC (Partido Prehistórico del Capitalismo Catalán). Al menos, mientras viva don Jordi Pujol.
          Sin embargo, encuentro incomprensible que don Arturo haya cometido un error monumental, impropio de un hombre de tan sobresaliente talla intelectual. Don Arturo Mas habla hoy, el alemán, mejor que lo hablaba ayer don Adolfo Hitler. Por ello, ha traducido al catalán, directamente del alemán, "Mein Kampf", la obra cumbre de don Adolfo. Pero, vaya usted a saber por qué, aparece, como título del libro, "Mi Hucha".

Tío Chinto de Couzadoiro


lunes, 21 de septiembre de 2015

La Edad de Piedra



          Cada mañana, Belarmino Pascal ve pasar, frente a su casa, dos interminables procesiones de hormigas. La primera es de ida; la segunda, de vuelta. La de ida es portadora de piedra; la de vuelta, regresa, de vacío, en busca de nueva carga. A diario, Belarmino ve pasar miles de hormigas que se mueven con andar inquieto.
            Belarmino Pascal tiene el extraño don de hablar con las hormigas. Ayer preguntó, a una de ellas, cuál era la razón de tan penoso afán.
- Ya que España no nos concede la independencia, nos llevamos Cataluña, piedra a piedra, hasta dar con un nuevo asentamiento.
          Los independentistas del oprimido pueblo catalán tardarán miles de millones de años, en alcanzar la tierra prometida de la Nueva Cataluña Independiente. Y Belarmino Pascal seguirá oyendo, todas las mañanas, el inmortal Coro de Nabuco, interpretado por miles de aceleradas hormigas, a 78 revoluciones por minuto.

Tío Chinto de Couzadoiro
  

jueves, 17 de septiembre de 2015

La Torre de Babel



       Érase una vez un enano saltarín, de nombre Arturo, que soñaba con elevarse por encima de los demás hombres. Vivía en una aldea, llamada Cataluña, y se ganaba el pan, con el sudor de los otros aldeanos.
       Una mañana, convenció a su amigo Babel, para que construyera una torre humana que, llegando a alcanzar las nubes, permitiera, al enano saltarín Arturo, conocer la vida oculta de Dios.
         La torre humana de Babel ganó altura, hasta rozar las nubes que cubrían Cataluña. El último en elevarse, sobre los hombros de los pacientes aldeanos, fue el enano saltarín Arturo, que pronto se convirtió en pináculo de tan soberbia construcción. Pero Dios, celoso de guardar su intimidad, a los ojos de los hombres, confundió las lenguas de los altivos aldeanos. A uno, lo hizo hablar en castellano; a otro, en andaluz; a éste, en gallego; a aquel, en canario; al de más allá, en vascuence... Los adoquines que conformaban la torre, faltos de entendimiento, no se acoplaron debidamente, y se vinieron abajo. El mayor golpe contra el suelo se lo dio el enano saltarín Arturo, que, por haberse elevado más que ningún otro, quedó moribundo, quebrado de tronco y extremidades.
          ¡Gloria eterna al Dios que todo lo puede, por haber concedido, al pueblo de Cataluña, que el enano saltarín Arturo diera el último salto de su inútil vida!

Tío Chinto de Couzadoiro
   
           

martes, 15 de septiembre de 2015

El Caballo de Troya



           Acabo de pasar unos días en Compostela. Tenía una gran necesidad sentimental de hacerlo, toda vez que en Santiago, durante mis primeros meses de vida, volví a nacer.
          Viajar a Compostela, es acercarse al origen espiritual de Europa; vivir en Santiago, supone empaparse del alma europea; regresar de Compostela, predispone al entendimiento cultural de Occidente. Porque, a lo largo de los siglos, la idea de Europa se gestó, peregrinando a la tumba del Apóstol.
            En la Plaza del Obradoiro, vi la alegría contagiosa de jóvenes europeos -polacos, italianos e irlandeses- que daban término al Camino de Santiago. Y, observándolos con entusiasmado detenimiento, percibí un rayo de esperanza para Occidente, ahora que ha entrado, en Europa, un nuevo Caballo de Troya, preñado de gente que nunca peregrinará a Compostela.

Tío Chinto de Couzadoiro