El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.
Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.
Fernando Lago
lunes, 30 de abril de 2012
El túnel
domingo, 29 de abril de 2012
La candidez de Toxo
sábado, 28 de abril de 2012
Oficios varios
viernes, 27 de abril de 2012
Guernica y "El Guernica"
jueves, 26 de abril de 2012
"Cámara Baja"
martes, 24 de abril de 2012
La nova Moreneta
lunes, 23 de abril de 2012
Efrón y Danarma
domingo, 22 de abril de 2012
El niño cabroncete
sábado, 21 de abril de 2012
Gastos farmacéuticos
miércoles, 18 de abril de 2012
Krotokrock
lunes, 16 de abril de 2012
La flota
A las naciones que hoy componen ese engendro español llamado "Nación de naciones", les falta poso histórico. De ahí que todas ellas pongan gran empeño en inventarse el pasado que mejor se les acomode.
sábado, 14 de abril de 2012
14 de abril
viernes, 13 de abril de 2012
¡A la pocilga con él!
miércoles, 11 de abril de 2012
Cartas credenciales
lunes, 9 de abril de 2012
Una nación de naciones
domingo, 8 de abril de 2012
¡Fuera las vocales!
miércoles, 4 de abril de 2012
Guillermino Mascletá
Guillermino Mascletá ha logrado la detención del tiempo. Lo ha hecho prisionero. Para él no existió el alzamiento nacional del 18 de julio de 1936. El tiempo se detuvo, para él, un día antes; justamente, a las doce de la noche del 17 de julio. Para Guillermino Mascletá, no hubo guerra civil, ni Gobierno de Franco, ni, siquiera, entrada en democracia. Para Guillermino Mascletá, nos encontramos, todavía, en aquel 17 de julio de 1936: los políticos de la extrema izquierda siguen con sus amenazas, el Frente Popular continua con sus actos de terror callejero, el Gobierno de la República se muestra incapaz de acabar con el desorden. Pero Francisco Franco no existe.
Guillermino Mascletá vive solo. Su mujer huyó de él, espantada de su delirio. Cuando come, prescinde del cuchillo y el tenedor, y utiliza, como tales, una hoz y un martillo. En la soledad de su alcoba, pasa las noches en blanco, creyéndose Largo Caballero; y, en su locura, sitúa a España en Siberia, como una república más de la Unión Soviética, sometida al terror de Stalin.
Barlovento Maciñeira