El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

viernes, 29 de junio de 2012

El nuevo "Nou Camp"




Una nación de naciones (7)

        Me cabe la satisfacción de haber asistido a la ceremonia de coronación del Rey de Cataluña. Tuvo lugar en Barcelona, el pasado seis de marzo, y no encuentro más que palabras elogiosas para describirla. ¡Qué boato, qué esplendor, qué pompa! ¡Jamás ojo humano vio tanta solemnidad!
   Arturo llegó al Nou Camp en silla gestatoria, en medio de una ensordecedora aclamación popular. El estadio se había transformado en una gigantesca corona que acogía, maternalmente, al pueblo catalán. No puede negarse que los catalanes, liberados, por fin, de la cruel opresión de España, han sabido organizarse como nación. Cataluña ha mirado al pasado, y se ha constituido en monarquía. Pero, naturalmente, el Gobierno catalán, más que de instauración, habla de restauración monárquica, pues entiende que el Reino de Cataluña se pierde en la noche de los tiempos de un remoto pasado. Y, con intención de convencernos de ello, viendo que la monarquía francesa concluyó con el infortunado Luis XVI, cuyo ordinal sugiere un corto recorrido monárquico, buscó uno mayor para Arturo. A tal efecto, Arturo fue coronado, por el Obispo de Olot, como Arturo XXIX. Las palabras de Monseñor Tafalla resultaron memorables, por su grandilocuencia: "Honor a ti, Arturo XXIX, de tan larga dinastía que ya Arturo I, siglos antes de que el legendario Don Pelayo fuera grande en Covadonga, fundó el reino de Cataluña. La cruz de Cristo se doblega, noble caudillo, ante la invicta espada de tus antepasados, para que la guíes, entre las naciones de la tierra, hasta el fin de los tiempos."
     Coincidiendo con la conclusión de tan elevado discurso, un relámpago rasgó el firmamento, y, tras él, un trueno horrísono dejó estremecido al auditorio. El estadio comenzó a cerrarse, lentamente, por arriba, hasta quedar cubierto por una enorme bóveda, sobre la cual se proyectó un inmenso planetario que tenía por centro el planeta Cataluña, iluminado por el astro Arturo XXIX. Quedamos todos anonadados, sobrecogidos por tanta grandeza. El imperialismo catalán no tenía más límite que el Universo.

Lajo Demos

  

lunes, 25 de junio de 2012

Entrevista inusitada




           Los que llevamos ya cierto tiempo en el ejercicio de hacer hablar a otro sabemos, por experiencia, que el interés de la entrevista se encuentra, muchas veces, más que en sí misma, en las circunstancias que la rodean. Sirva, como ejemplo de lo que digo, la que hice, allá por el mes de marzo, al Ministro de Actividades Imperialistas, del Gobierno de Cataluña, que, hasta ahora, no ha podido ver la luz, por prohibición expresa del Gobierno catalán.
     Cuando entro en el despacho imponente de Andreu Fuetifarra, Ministro catalán de Actividades Imperialistas, no veo al ministro por ninguna parte. Montse, la diligente secretaria, me coloca unos auriculares y un micrófono, y, ante mi gesto de extrañeza, me da la debida explicación.
-  El señor ministro cenó anoche cuatro kilos de percebes marroquíes, obsequio del Embajador de Marruecos. Al parecer, le sentaron mal, y acaba de irse, aquí mismo, por la pata abajo. Se encuentra en el retrete de la Secretaría, provisto de otro juego de micrófono y auriculares.
       Así que, viendo que no es posible, ni deseable, entrevistarlo bajo el mismo techo, lanzo la primera pregunta, que se va, camino del retrete, en busca de su respuesta.
-  ¿Cómo ve, ministro, la actual política exterior catalana?
- ¡Esto es una mierda, una auténtica cagada! Nuestras relaciones con Marruecos han quedado por el suelo. No puedo dar un paso, sin pringarme un poco más. ¡Estoy de mierda hasta los cojones!
-  Sin embargo, ministro, ...
-  Nada de sin embargo, ¡coño! Esto es una descomposición en toda regla. Llevo mierda en todas partes, menos en el culo, ¡hostia!
-  El imperialismo catalán, pese a todo, avanza de forma imparable.
-  La mierda llega ya a la ducha y al bidé. He pegado cuatro patinazos, con sus correspondientes costaladas, y, con la mierda que llevo en la cabeza, parezco la escobilla recién pasada por la taza.
-  La colonización de los nuevos territorios va a suponer, ministro, una ardua labor que requerirá un tacto exquisito.
-  Lo primero será llevar a cabo una gran limpieza. No puede hacerse idea de cómo está el suelo. La mierda lo invade todo, paredes y techo incluidos. Se ven, aquí y allá, como náufragos en un mar de mierda, las uñas de muchos percebes.
     Me quito los auriculares y el micrófono, y pongo término a tan inusitada entrevista a un ministro catalán que se come los percebes con uña y todo.

Tío Chinto de Couzadoiro
      

sábado, 23 de junio de 2012

Legalización de Sortu




           Cuando el Partido Socialista se hallaba en el Gobierno, con su figura estelar -Zapatero- en la Presidencia, me preguntaba qué inmenso favor podría deberle a ETA, para que Rubalcaba cerrase todas la puertas a la investigación del 11-M. Ahora que otras puertas -las del Tribunal Constitucional- se abren a la banda terrorista, me pregunto, con absoluta ingenuidad, si el responsable de aquella matanza vive en la calle Ferraz.

Barlovento Maciñeira


viernes, 22 de junio de 2012

Gobierno de ETA




        Los asesinos de ETA, revestidos con las pieles de pacíficos corderos, ocupan varios escaños del Parlamento español. Me pregunto si los restantes políticos, que los tratan como a iguales, no sentirán repugnancia.
    Dentro de poco, los asesinos de ETA gobernarán en el País Vasco. Me pregunto, también, por lo tanto, si Jesús Eguiguren, Patxi López, y algún socialista más, pertenecerán a ETA.
    ¿Quedará mucho tiempo, en fin, para que Josu Ternera presida el Gobierno de España?


Barlovento Maciñeira

jueves, 21 de junio de 2012

Otra forma de matar




             Desde lo alto de una nube, Franco contempla la escena. España baja a la fosa, metida en negro ataúd. El Tribunal Constitucional, en su papel de vil enterrador, sella la sepultura. Los españoles, de riguroso luto, vertemos las últimas lágrimas. Los asesinos de ETA bailan su danza macabra, porque, muy pronto, gobernarán en las vascongadas. Al otro lado de la tapia, fuera ya del lúgubre cementerio, ondean las banderas de España, movidas por el necio patrioterismo que honra a los dioses del fútbol. Mientras tanto, sobre una loma cercana, acampa nuestro ejército, a la espera de acontecimientos.
       Desde lo alto de una nube, Franco lo observa todo. Sus ojos desprenden dos amargas lágrimas, que descienden por sus mejillas descarnadas: "El Tribunal Constitucional preside el entierro de España. Yo jamás habría dado, a la banda terrorista ETA, los Gobiernos Civiles de las tres provincias vascas."

Barlovento Maciñeira

       

miércoles, 20 de junio de 2012

Gabinete de crisis




                El repulsivo Alfredo Pérez acaba de presidir, en Ferraz, con la repugnante hipocresía que lo caracteriza, una especie de gabinete dedicado al estudio de aquella crisis, no vista en su comienzo por el Gobierno socialista, que hoy causa estragos en nuestro país. Entre los asistentes, figuraba, además de la imprescindible Valenciano, Carlos Mulas, director de la Fundación Ideas. Mi pregunta, ante tan lamentable hecho, resulta inevitable. ¿Pueden estar, bajo el mismo techo, Mulas e Ideas? A mi modesto entender, no es razonable que Carlos Mulas dirija la Fundación Ideas. Encontraría de mejor gusto, si tal caso se diera, que Carlos Ideas dirigiera la Fundación Mulas.

Lajo Demos 



martes, 19 de junio de 2012

La noria




                     Una secretaria, metida en años y carnes, me introduce en su despacho. Al otro lado de una gran mesa en completo desorden, me recibe, sonriente, Argimiro Polvoranca, sentado en un cómodo sillón de piel oscura. Tiene todo el aspecto del hombre que ha pasado, directamente, del agro aragonés al despacho sindical. A su espalda, una enorme fotografía de Pablo Iglesias preside la entrevista.
-  Sus comienzos, Argimiro, fueron muy humildes.
-  Nos ha "jodío". Mi padre era enterrador en Mancuerda del Olivar, y los muertos que iban al hoyo no pasaban de cuatro al año.
-  Su padre se sentiría orgulloso de usted, viéndole tan bien colocado.
-  Murió, el pobre, hace seis años, y yo aún no había "triunfao" en esto de la política. Pero sí, estaría "mu" contento, si viera "quellegao". Tenía un orgullo de la hostia. Sus últimas palabras fueron estas: "No consiento que me entierre nadie más que mi hijo." Disculpe, que me se salen las lágrimas, al recordarlo...
-  ¿Desde cuándo hace la O con un canuto?
-  Desde "mu" pronto. Tendría 14 años. Era el más "despabilao" de la escuela. El maestro me quería mucho. Decía que, si no quedaba corto, llegaría lejos. Y ya ve "usté". ¿Ha visto? ¡Cuatro secretarias, y "to", "pa" mi sólo. Eso sí, hay que valer. Esa ventana da al Acueducto. ¿"Sa fijao"?
-  Sí, me he fijado. ¿Trabajó usted en el campo?
-  ¡Claro! Y, ya desde "mu" pronto, sentí el ansia de liberar a los humildes de la tierra, a los esclavos del trabajo campesino. Supe "mu" pronto que debía luchar por el bien de mis iguales. Le digo esto "pa" que lo sepa. Con veinte años, no podía ver el trabajo de un burro en la noria de un campesino rico. "Asinque", un día lo solté, y me puse yo a dar vueltas, y a sacar agua del pozo, hasta que me vio mi padre, y me soltó un par de hostias. Mi padre, todo hay que decirlo, no tenía conciencia social; era "mu" buena "presona", pero estaba, el "mu" cabrón, más cerca del patrón que del obrero. No tenía "sensibiliá" sindical.
        Suena uno de los cinco teléfonos que tiene sobre la mesa, y Argimiro Polvoranca responde a la llamada, dando órdenes precisas acerca de la próxima manifestación sindical. Y aprovecho la ocasión para despedirme de él, con un gesto, porque no quiero robar más tiempo a este hombre, providencial servidor del proletario, noble ejemplar de la raza humana, que, desde su despacho, promueve la lucha de clases.

Tío Chinto de Couzadoiro

               

lunes, 18 de junio de 2012

A vueltas con Europa




         El viejo sueño de una Europa unida viene de lejos, y, con mayor o menor fortuna, llega hasta nuestros días. Pero no se ha hecho realidad. La Unión Europea de hoy dista mucho del ideal de unas Naciones Unidas de Europa. No será tarea fácil transformar Europa en una nación. No hablo de convertirla en una nación de naciones, porque semejante engendro sólo cabe en las pobres mentes de nuestros nacionalistas. Hablo de las actuales naciones europeas que, libremente, renuncien a su condición de tales, para poder integrarse en una unidad superior. ¡Ahí es nada, vencer los orgullos nacionales!
     Dejando a un lado que esto pueda lograrse algún día, lo menos que cabe exigir, a una nación que aspira a integrarse en esa hipotética unión, es que sea, realmente, una nación. Si en mi mano estuviera aceptar o rechazar las distintas candidaturas, me opondría a la de España. Nosotros no merecemos integrarnos en unas Naciones Unidas de Europa, en tanto no volvamos a ser una nación. Un brazo cuarteado en 17 trozos no puede pretender formar parte del organismo humano. Dicho sea con inmensa pena.

Barlovento Maciñeira

  

sábado, 16 de junio de 2012

Mástiles orgullosos




          No me parece mal que cada español sirva de mástil a su bandera. Puedo decir, incluso, que lo encuentro muy deseable. Pero veo repugnante que nos convirtamos en mástiles, sólo cuando España juega al fútbol. Al fin y al cabo, las victorias que consigue nuestra selección no dejan de ser vulgares logros pedestres que en poco tiempo se olvidan. Yo busco lo perenne, no lo caduco. Pretendo que vibremos con las hazañas inmortales que, a lo largo de los siglos, alcanzaron, en el campo del espíritu, tantos españoles que llevaron nuestra sangre. Yo quiero ser, en todo momento, el orgulloso mástil de la ondeante bandera española.

Barlovento Maciñeira

   

viernes, 15 de junio de 2012

De sacos y puñetas




          El carajo tiene una precisa localización. Se encuentra allí, no en otra parte, y, cualquiera que se lo proponga, dará con él fácilmente. La cosa se complica, si hablamos del carajo como destino moral. Ocurre cuando decimos, por ejemplo, que algo se va al carajo. En este caso, ¿a dónde hay que ir a buscar aquello que se ha ido al carajo? Algunos, con cierto margen de error, sitúan este carajo donde se hacen puñetas o donde se toma por saco.
     La portada del diario El Mundo nos da hoy la bienvenida, con dos palabras, escritas en enormes caracteres, que reclaman nuestra atención: EMERGENCIA ECONÓMICA. Si la situación es tan crítica, ¿no deberíamos sacar a alguien del Consejo de Estado, y mandarlo al carajo, a hacer puñetas o, mejor aún, a tomar por saco?

Barlovento Maciñeira


martes, 12 de junio de 2012

Un ministro en ambulancia




     Cuando le propongo la entrevista, el Ministro de Sanidad de Cataluña se muestra reticente.
-  ¿Para qué medio es?
-  Se publicará en "Tribuna del Ortegal", un modesto blog que no cuenta con más lectores que mi primo Leovigildo y mi cuñada Venancia.
     Cuatro días después, convencido de que sus palabras no pueden llegar muy lejos, don Epigastrio Fornell, Ministro de Sanidad catalán, responde, sin reserva, a mis preguntas, tumbado en la camilla de una moderna ambulancia que recorre velozmente las calles de Barcelona.
-  Tengo entendido, ministro, que utiliza esta ambulancia como despacho.
-  Así es. He llegado a la conclusión de que no tengo un minuto que perder. La enorme complejidad de la sanidad catalana, que me obliga a continuos desplazamientos por todo el territorio nacional, me ha llevado a diseñar este despacho ambulante que me permite ir echado en la camilla, y llegar descansado a todas partes.
-  Tratándose de una ambulancia, habrá costado un riñón.
-  Ustedes, los españoles, siempre tan prosaicos. El Ministerio de Sanidad catalán no atiende más que a razones de eficacia. ¿Que esto tiene un coste? Naturalmente. La ineficacia española resulta muy barata.
-  Hábleme, si le place, de esa eficacia. Según creo, son ustedes pioneros en la creación de un servicio de ambulancias, verdaderamente revolucionario.
-  Ciertamente. Con nuestras ambulancias conseguimos un considerable ahorro y una notable reducción del tiempo de los traslados. Cada una de ellas transporta a seis enfermos, y está dotada de un volquete que facilita mucho la descarga de los pacientes.
     La entrevista concluye a la entrada del Servicio de Urgencias del Hospital "San Damián de Bisturí", porque don Epigastrio Fornell tiene un gran interés en que yo conozca el buen funcionamiento de las nuevas ambulancias. Pero, como pasa el tiempo, y no llega ninguna, preferimos dejarlo para otro día. Sin embargo, a punto ya de irnos, se produce un fallo técnico que activa el volquete de la nuestra; se abre la puerta trasera, y caemos los dos patas arriba, con todo el mobiliario del despacho, en un charco de abundante barro espeso.

Tío Chinto de Couzadoiro

       

lunes, 11 de junio de 2012

Ladrones a lo grande




                                    Una cosa es robar, y otra, muy distinta, hacer desaparecer. Pero, tratándose de dinero, si decimos que alguien ha hecho desaparecer determinada cantidad, estamos dedicando al caco un caritativo eufemismo.
     Mi escaso conocimiento en materia económica no me impide saber, sin embargo, que nos encontramos en una situación crítica. Puede que ignore si se trata de un rescate o de un simple préstamo; pero sé que, dejando a un lado cualquier eufemismo, habremos de pagar un precio muy elevado por la ayuda que se ofrece a nuestros bancos, salvo que, a partir de ahora, nos den duros a cuatro pesetas.
    Lo que no entiendo, y no, precisamente, por mi casi nula preparación económica, es que no se ponga, ante los tribunales de justicia, a los banqueros responsables de las pérdidas, robos o desapariciones que hacen necesaria tal ayuda. Estamos hablando de 100.000 millones de euros. No invito al imprudente lector a multiplicar esta cantidad por 166, para evitar que el resultado en pesetas le provoque la urgente necesidad de ir al retrete.
      Cuando un ladrón entra en una sucursal bancaria, y roba 40.000 euros, va a la cárcel. ¿Por qué razón, entonces, no va a presidio el que, estando en la alta dirección del banco, hace desaparecer 100.000 millones de euros?

Barlovento Maciñeira

         

domingo, 10 de junio de 2012

Jueces de verdad




                              Qué tremenda me parece la función del que juzga. Cuando acierta, y cuando se equivoca. Cuando acierta, porque, aun dejando en libertad al inocente, condena a un ser humano; cuando se equivoca, porque, allí donde está implantada la pena máxima, puede dejar en libertad al asesino, y condenar a muerte a un inocente. ¿Quiere esto decir que no admito la existencia del juez? En modo alguno. Lo considero absolutamente imprescindible, mientras haya delitos que juzgar. Lo único que digo es que encuentro tremenda su labor.
                               En España no tenemos pena de muerte. Pero sí criminales, capaces de matar a sangre fría. A veces, a 192 inocentes, de un solo golpe. Para juzgar esos casos, necesitamos jueces de verdad. El sumario del 11-M fue instruido por uno que, al parecer, no concedió la menor importancia al hecho criminal de que los trenes -lugar del crimen- se hubieran destruido, cuarenta y ocho horas después de cometido el atentado. Otro juez dictó sentencia, basándose en un sumario contaminado por la mentira, y, muy probablemente, condenó a un inocente. El 11-M, en contra de lo que muchos piensan, no ha sido juzgado; porque, sólo cuando se hace justicia, cabe hablar de caso juzgado. El asesino -el auténtico, el organizador de la matanza- anda suelto. El 11-M exige un verdadero juez.

Barlovento Maciñeira

  

viernes, 8 de junio de 2012

Los percebes y el café




          La entrevista tiene lugar, a primera hora de la mañana, en el domicilio de tan singular personaje. Prepedigno Manteca, alcalde comunista de Horcajuelo del Principado, me recibe en el amplio salón de un lujoso chalet, situado en la parte alta del pueblo. Sentado a la cabecera de una gran mesa de estilo Rococó, el alcalde Manteca disfruta del desayuno que acaba de ponerle una sirvienta debidamente uniformada.
-  He de reconocer, alcalde, que es usted el primer mortal al que veo desayunar café con percebes.
-  Estoy hasta los cojones de hacer lo que hacen los demás. Me jode ser como ellos. Todo el mundo le da a la bollería, a la tostada o a las porras. Yo mojo los percebes en el café, como si fueran churros. ¿Pasa algo?
-  No, no pasa nada. Pero supongo que será un desayuno caro. Y, tratándose de un comunista ... ya me entiende, el pueblo, la clase obrera ...
-  El pueblo me sopla la polla. ¿Por qué crees que te he citado a esta hora? Pues "pa" que me veas desayunar. Porque sé que hablarás de mi desayuno, y eso será bueno "pa" mí. El poderoso tiene que impresionar a la mierda del pueblo, "pa" servirle así de modelo, de ejemplo. Es la única manera de sacarlo de la puta miseria en que vive.
-  Su postura, alcalde, es de un cinismo que apesta.
-  ¡Ni cinismo ni hostias! No me jodas con miramientos burgueses que me la sudan. Y, como te me pongas chulito, te mando a tomar por culo ahora mismo, ¡fracasado de mierda! Si te doy una entrevista, es "pa" que me la hagas, no "pa" que vengas a joderme a mi propia casa, cabrón. Cuando puedas desayunar café con percebes, ¡hijo de la gran puta!, podré mirarte a la cara, como a un igual; mientras tanto, ¡anda y que te vayan dando por donde amargan los pepinos, mariconazo de los cojones!
     Como queda ya sobradamente mostrada la elegante fluidez verbal de Prepedigno Manteca, doy por concluida mi visita a la primera autoridad de Horcajuelo del Principado. La entrevista ha tenido lugar bajo la atenta mirada de un busto de Lenin que, desde lo alto de un armario, nos ha observado con cruel severidad. Antes de abandonar el salón, dirijo una última mirada al padre de la revolución rusa, y advierto, en su rostro, una sonrisa complaciente con las palabras de Prepedigno. Le arreo entonces un soberbio tortazo al alcalde, que lo deja bailando unos segundos, y acaba con él por el suelo. Y me voy con la sospecha de que Lenin vuelve a mostrar su rostro más terrorífico.

Tío Chinto de Couzadoiro

  

miércoles, 6 de junio de 2012

¡Rompan filas!




                              De la clase política que tenemos en España, sólo espero un rasgo de dignidad. El de reconocer su infinita mediocridad. Sólo espero de ella la humildad necesaria para ver que su incompetencia, cuando no su perversidad, nos ha llevado al punto de no retorno en que hoy nos encontramos. De nuestra ínfima casta política, sólo deseo que, a la soberana voz de mando del pueblo, que le ordena romper filas, responda con su pronta desaparición.

Barlovento Maciñeira

   

martes, 5 de junio de 2012

Dos ciudades




          Los gallegos tenemos hoy motivos para estar contentos. Al menos, en lo que al deporte se refiere. El Deportivo de La Coruña y el Celta de Vigo vuelven a la primera división de la liga del fútbol español. Pero, como quiera que algunos jugadores del Celta tuvieron un comportamiento grosero con los aficionados coruñeses, puedo decir que en toda tierra de garbanzos cuecen habas, y que uno de los momentos más bochornosos de mi vida lo sufrí, hace algunos años en Valladolid, con ocasión de un partido de liga que iba a jugar el Deportivo en aquella ciudad. Eran las doce de la mañana de aquel domingo, cuando llegaron, a la plaza Mayor, varios autocares, venidos de La Coruña, con jóvenes deportivistas que, en cuanto echaron pie a tierra, comenzaron a corear su infame grito de guerra: "Somos los mejores, y todos los vigueses nos tocan los cojones". Sentí vergüenza ajena, adivinando lo que, con razón, podrían estar pensando los vallisoletanos que se hallaban en la plaza. ¿Es que, aquella tarde, el Deportivo no iba a medirse con el Valladolid? ¿Iba a enfrentarse, acaso, con el Celta de Vigo?
     No acepto el torpe enfrentamiento entre las dos ciudades gallegas -Vigo y La Coruña- que vaya más allá de la rivalidad deportiva. Como gallego y español, quiero una Galicia unida, dentro de una España unida. Eso es todo.

Barlovento Maciñeira

    

lunes, 4 de junio de 2012

El pipero




        No tengo ninguna duda. De haber sido Presidente del Gobierno, habría dejado a España en la situación de bancarrota en que hoy se encuentra. Mis conocimientos de Economía no van más allá de los que pudiera tener uno de aquellos piperos que, en mi niñez, vendían pipas, caramelos, regaliz, castañas pilongas y otras chucherías. Por esta razón, y porque el sentido común me lo impediría, jamás habría aceptado la Presidencia del Gobierno.
        A lo largo de las dos últimas legislaturas, el destino de España ha estado en las manos de un pipero. Le faltó sentido común para reconocer sus muchas carencias, y, sobre todo, honradez con el pueblo que tan torpemente lo había elegido. No obstante, si grande fue el error de convertirlo en Presidente del Gobierno, mayor es aún el de ponerlo, como porcelana decorativa, en el Consejo de Estado. ¿Se atreve alguien a decirme qué consejos de estado puede dar un pipero?

Barlovento Maciñeira


viernes, 1 de junio de 2012

Por el cambio




      En octubre de 1982, nos vendieron una burra. Nos hicieron ver la necesidad de una, y la compramos, sin reparar en que la burra era ciega y renqueaba. Los vendedores eran gitanos, y la burra, que se llamaba "Por el cambio", tenía tantos años que se nos murió muy pronto. El día que la enterramos, alguien comentó que, en España, la justicia era ciega, pero, también, coja y burra.

Barlovento Maciñeira