La entrevista tiene lugar, a primera hora de la mañana, en el domicilio de tan singular personaje. Prepedigno Manteca, alcalde comunista de Horcajuelo del Principado, me recibe en el amplio salón de un lujoso chalet, situado en la parte alta del pueblo. Sentado a la cabecera de una gran mesa de estilo Rococó, el alcalde Manteca disfruta del desayuno que acaba de ponerle una sirvienta debidamente uniformada.
- He de reconocer, alcalde, que es usted el primer mortal al que veo desayunar café con percebes.
- Estoy hasta los cojones de hacer lo que hacen los demás. Me jode ser como ellos. Todo el mundo le da a la bollería, a la tostada o a las porras. Yo mojo los percebes en el café, como si fueran churros. ¿Pasa algo?
- No, no pasa nada. Pero supongo que será un desayuno caro. Y, tratándose de un comunista ... ya me entiende, el pueblo, la clase obrera ...
- El pueblo me sopla la polla. ¿Por qué crees que te he citado a esta hora? Pues "pa" que me veas desayunar. Porque sé que hablarás de mi desayuno, y eso será bueno "pa" mí. El poderoso tiene que impresionar a la mierda del pueblo, "pa" servirle así de modelo, de ejemplo. Es la única manera de sacarlo de la puta miseria en que vive.
- Su postura, alcalde, es de un cinismo que apesta.
- ¡Ni cinismo ni hostias! No me jodas con miramientos burgueses que me la sudan. Y, como te me pongas chulito, te mando a tomar por culo ahora mismo, ¡fracasado de mierda! Si te doy una entrevista, es "pa" que me la hagas, no "pa" que vengas a joderme a mi propia casa, cabrón. Cuando puedas desayunar café con percebes, ¡hijo de la gran puta!, podré mirarte a la cara, como a un igual; mientras tanto, ¡anda y que te vayan dando por donde amargan los pepinos, mariconazo de los cojones!
Como queda ya sobradamente mostrada la elegante fluidez verbal de Prepedigno Manteca, doy por concluida mi visita a la primera autoridad de Horcajuelo del Principado. La entrevista ha tenido lugar bajo la atenta mirada de un busto de Lenin que, desde lo alto de un armario, nos ha observado con cruel severidad. Antes de abandonar el salón, dirijo una última mirada al padre de la revolución rusa, y advierto, en su rostro, una sonrisa complaciente con las palabras de Prepedigno. Le arreo entonces un soberbio tortazo al alcalde, que lo deja bailando unos segundos, y acaba con él por el suelo. Y me voy con la sospecha de que Lenin vuelve a mostrar su rostro más terrorífico.
Tío Chinto de Couzadoiro
Lo has entendido mal, lo de los percebes lo hace por ahorrar. Se limita a chuparlos, de eso sí saben, y los mismos para el día siguiente.
ResponderEliminarTal vez sea como dices, amigo Paco. Pues, aunque el día de la entrevista se desayunó kilo y medio, no sé de qué manera lo hace habitualmente. La razón de mi ignorancia es muy simple. El alcalde me declaró enemigo del pueblo, y tuve que salir, por pies, de Horcajuelo del Principado. Y no he vuelto por los cerros de Úbeda.
ResponderEliminarHombre, yo de ti le hubiera metido un percebe por el c*lo, total, el exilio ya lo tenías asegurado.
ResponderEliminarSería excesivo, amiga Candela. El percebe está hecho para otras bocas que sepan apreciarlo. Además, como profesional de la medicina que eres, no ignoras que la aplicación de un supositorio con uña resultaría dolorosísima. Claro que, bien mirado, de eso se trataría con el alcalde...
EliminarSupongo que has visto al antropopiteco rojísimo de Marinaleda yendo a visitar a Gorilator en clase business y te has inspirado...
ResponderEliminarEstas historietas son lo mejor.
La inspiración está en todas partes, amiga Maribeluca; la España de hoy es pródiga en situaciones grotescas que, en muchos casos, llegan a superar cualquier barbaridad que podamos imaginar. Pero sí, tienes razón, al suponer que mi modelo puede haber sido el alcalde de Marinaleda.
EliminarPerfectamente descrito. Es así.
ResponderEliminarPienso, amigo Orwell, que, en la España tragicómica que nos ha tocado vivir, el mayor disparate que podamos concebir describirá, de modo sobresaliente, el ambiente que nos rodea.
EliminarPues ya tardó en darle el tortazo, no tenía que haber esperado tanto, ¡a la primera!. De todas formas, plasma la realidad.
ResponderEliminarSoy de natural tranquilo, amigo Tannhäuser, y, como buen gallego, sé esperar la ocasión propicia. La espera, tal vez demasiado larga, me permitió acumular la energía que luego descargué en el notable tortazo que dejó por el suelo al alcalde.
EliminarPor un momento pensé en un sindicalista al que alimentamos todos los españoles en el restaurante Villamagna (entre otros), pero, no. Se trata de algo más cercano y cotidiano.
ResponderEliminarMucha paciencia tuvo el entrevistador, al menos le dio manteca al Manteca, al que yo le daría el empleo de percebeiro. Sin cuerdas, ya le salvaría su angelito de la guarda Lenin.
Probablemente, entrevistaré en breve al sindicalista, amigo rataplan. Le he dirigido ya la propuesta, y espero que no tarde en concedérmela.
EliminarSi el alcalde acepta el empleo apuntado, será el primer percebeiro que, para sus capturas, utilice la hoz y el martillo.
Ese es caso de Rodrigo Torrijos -concejal de IU en Sevilla - que gastó miles de € en mariscadas en Bruselas o el de Sánchez Gordillo, que mucho invocar la revolución castrista y el "ejemplo" de Marinaleda, pero viaja en primera clase a Venezuela y se aloja en un hotel de 5 estrellas en Caracas.
ResponderEliminarLa izquierda garbancera, ya sea prosoviética o populista,es de morro y fino y se aficiona con facilidad a los placeres de la gastronomía.
No requiere ningún esfuerzo, Natalia, hacer pasar a alguien, de la indigencia a la prosperidad; por el contrario, se requieren metralletas para conducir a esa persona en sentido contrario. Dicho de otro modo: es fácil poner a Sánchez Gordillo en la situación de Emilio Botín; pero, sumamente complicado ponerlo a pedir en una esquina.
EliminarEs el prototipo de político, chorizo y faltón.
ResponderEliminarEs un animal que, por una serie de circunstancias favorables, ocupa un puesto de cierta relevancia, y, al hablar, no logra ocultar su origen selvático.
EliminarPerfecto, otra vez.
ResponderEliminarLa mejor definición del totalitarismo después de "Rebelión en la granja"... pero, esta vez, con esos percebes tan nuestros.
Y no se dará cuenta la gente de la mentira...
Un abrazo, artista.
Ja-ja-ja-ja-já. La perfección no es de este mundo, amigo Herep. Todos nosotros vamos haciendo lo que podemos, de cara a lograr que las cosas mejoren en esta España nuestra.
EliminarMe encantará saber que tu nuevo trabajo te agrada.
Un cordial y fuerte abrazo.
No si solo con el nombrecito del pope ya se veía venir alguno cosica de estas. Ademas con el busto del "Lenín" que a saber la de porquerías que se metería en las casas de p*t*s que tanto le gustaba frecuentar.
ResponderEliminarSaluditos.
Ja-ja-ja-ja-já. ¡El nombre condicionando lo que ha de venir!
EliminarSeguro que Lenin está de "mirón" en la casa de p*t*s del alcalde.
Un cordial saludito.
Vaya cosecha de percebes ha salido de nuestro suelo patrio,un saludo.
ResponderEliminarPuedo decirte, amigo Agustín, que, si hemos de dar crédito a mi cuento, la cosecha es excepcional en la casa del alcalde. ¡Los percebes se están dando como churros!
EliminarFíjate si me creo cualquier cosa de esta clase politica, que leyendo esta historia me la he llegado a creer, porque en este Pais antes llamado España, esto puede suceder con un par de "guevos".
ResponderEliminarEsta izquierda radical anclada en el siglo pasado de los 31 al 39 me creo esto que cuentas pero a pies juntillas. Hemos perdido el "oremus" y eñ "meamus" y estamos en el "verlus para creerllus"
Un abrazo amigo y le das recuerdos de mis "partes" a este alcalde modélico.
Puedo decirte, amigo Vicente, que, si yo no me lo creyera, no podría escribirla. Estoy convencido de que la historia más descabellada que podamos imaginar quedará corta, al compararla con lo que veamos a nuestro alrededor.
EliminarNo me será fácil darle al alcalde recuerdos de tus partes, porque me ha declarado enemigo del pueblo, y, caso de aparecer por allí, no dudará en montar un patíbulo delante de la Casa Consistorial.
Un cordial abrazo.
No me extraña demasiado tu relato y viendo al inefable Gordillo y Valderas, vendidos por un meter la mano en la caja putrefacta de las cuentas andaluzas ahora veo que me debe de dar, si no me daba antes, un poquito más de asco el embite comunista.
ResponderEliminarUn saludazo.
Jamás entenderé, C.S.Peinado, que se pueda ser comunista, cuando se conoce la muy negra historia de ese movimiento revolucionario. A los sumo, puedo comprender que alguien sea comunista, por ignorancia. El caso de Gordillo puede responder más al hambre de buena vida que al hambre de justicia.
ResponderEliminarUn cordial saludazo.