El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 18 de junio de 2012

A vueltas con Europa




         El viejo sueño de una Europa unida viene de lejos, y, con mayor o menor fortuna, llega hasta nuestros días. Pero no se ha hecho realidad. La Unión Europea de hoy dista mucho del ideal de unas Naciones Unidas de Europa. No será tarea fácil transformar Europa en una nación. No hablo de convertirla en una nación de naciones, porque semejante engendro sólo cabe en las pobres mentes de nuestros nacionalistas. Hablo de las actuales naciones europeas que, libremente, renuncien a su condición de tales, para poder integrarse en una unidad superior. ¡Ahí es nada, vencer los orgullos nacionales!
     Dejando a un lado que esto pueda lograrse algún día, lo menos que cabe exigir, a una nación que aspira a integrarse en esa hipotética unión, es que sea, realmente, una nación. Si en mi mano estuviera aceptar o rechazar las distintas candidaturas, me opondría a la de España. Nosotros no merecemos integrarnos en unas Naciones Unidas de Europa, en tanto no volvamos a ser una nación. Un brazo cuarteado en 17 trozos no puede pretender formar parte del organismo humano. Dicho sea con inmensa pena.

Barlovento Maciñeira

  

14 comentarios:

  1. España en realidad es la antítesis de una Nación Unida. Por si fuera poco la labor destructiva de los nacionalistas, vino Zapatero y salió este simulacro de nación.
    Para integrarnos en una Europa única como Nación Única tendríamos que regenerarnos.

    Un abrazo

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    1. Parece de sentido común, amigo José Luis, que, si unas naciones aspiran a integrarse en algo de orden superior, cada una de ellas debe constituir una verdadera nación. Y ese no es, por desgracia, el caso de España. No tiene ningún sentido, dentro de una Europa unida, una España desunida. Nuestros políticos están obligados, moralmente, a plantearse un nuevo modelo de Estado, porque el actual ha fracasado.
      Un cordial abrazo.

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  2. Opino como Jose Luis Valladares, España se tiene que regenerar.
    Tenemos que mentalizarnos que este sistema ya no da para mas.
    Un saludo.

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    1. Creo que esa idea va calando en la sociedad, Helio, y que nuestros mediocres políticos, lo quieran o no, van a verse obligados a llevar a término esa regeneración. Tendrán que hacer, forzados por las circunstancias, todo lo que quieren evitar.
      Un cordial saludo.

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  3. No le veo futuro, como decís empezando por España con cuatro o cinco idiomas oficiales de facto. Un Estados Unidos de Europa tendría que tener como minimo un idioma en el que entendernos. ¿Aceptaría un manchego que un señor de Baviera le diga si tiene que hacer fiestas en su pueblo o deshacerse del cultivo de ajos porque se importan mas baratos de china?. No creo.
    Saluditos.

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    1. Son tantísimas las diferencias que habría que suavizar, amigo Zorrete, que la del idioma hasta podría encontrarla superable. No puede dudarse de la extrema dificultad que los europeos estamos encontrando para llegar a una efectiva unión supranacional. Si un día se consigue, el mundo será otro, y, desde luego, tu y yo ya no estaremos en él para enviarnos saluditos.
      Pues eso, un cordial saludito.

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  4. Tampoco soy optimista en el tema de los Estados Unidos de Europa.
    Además, no lo deseo.
    Las Naciones europeas atesoran largos siglos de Historia, no nacieron de los sueños de colonos, sino que cruzaron los largos siglos oscuros hasta llegar a ser lo que hoy son. Olvidarlo es imposible.
    Demasiadas muescas en las botas, Tío Chinto.

    Un abrazo.

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    1. Yo también veo muy difícil, amigo Herep, que pueda llegarse, algún día, a lo que sería una efectiva integración de las actuales naciones europeas en una nueva unidad -lo de menos podría ser el nombre- que las englobase a todas. Hoy por hoy, son muchas las suspicacias nacionales que la dificultan. Y mucha historia de continuos enfrentamientos.
      Un cordial abrazo.

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  5. Lo mejor de todo es que a la gente le importan un rábano las autonomías, pero no tendrán la decencia de quitarlas aunque nos muramos todos de asco...

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    1. Dejando ya a un lado, Candela, la mejora de nuestra desastrosa situación económica que con ello se conseguiría, no conozco otra manera de lograr la cohesión de España, como nación, que suprimir el régimen de autonomías. España no volverá a ser una nación de hecho, mientras no desaparezcan esas mierdecillas autonómicas, hechas para disfrute de politiquillos sin escrúpulos.

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  6. Demasiadas culturas y formas de pensar diferentes.Para al final ser otra vez Alemania la que lleve la batuta,un saludo,

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    1. Hoy por hoy, parece inviable, amigo Agustín, la consecución de una verdadera unión europea. Se ha hecho mucho, sin duda; pero queda tanto por hacer... que, quienes andan en los fogones, podrían hartarse, y apagar el fuego.
      Un cordial saludo.

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  7. El edificio europeo se resquebraja por que sus cimiento son de barro:sin una unión fiscal y tributaria, presupuestaria , sin un BCE que actúe como tal, es imposible construir esa Europa que soñó Adenauer.

    Y que decir de nosotros y los diecisiete reinos de taifas...

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  8. Creo que eso es precisamente, Natalia, un sueño que algunos, como Adenauer, soñaron, con su mejor voluntad. Cada nación que aspire a esa unión efectiva debe renunciar a algo importante, y eso siempre cuesta.
    Lo nuestro es ya de traca. Una nación dividida que aspira a formar parte de una Europa unida.

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