El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 25 de agosto de 2014

Doblan las campanas



Twitteando con escopeta (136)


Occidente tiene que despertar ya, de su largo sueño. Si no lo hace pronto, pasará, sin darse cuenta, al sueño eterno.

Ha llegado el tiempo de dar marcha atrás. Ya no me refiero a España. Hablo, con más amplitud, del mundo occidental.

Occidente desoyó a Oriana Fallaci, cuando le decía verdades como puños, y hoy estamos pagando las graves consecuencias.

Es hora de aceptar que no puede haber entendimiento, con aquellos que no lo buscan. El Islam sólo quiere el dominio.

Si ya es grave que Occidente no despierte de su largo sueño, resulta mucho más grave aún que Occidente sea ciego.


Tío Chinto de Couzadoiro


"Vida oculta de Pepiño Blanco"
Enlace al capítulo 25: Camino de Tokio

jueves, 21 de agosto de 2014

La profetisa italiana



          Sirvan estas palabras como sentido recuerdo de una mujer admirable, como sincero agradecimiento a una mujer excepcional que, al producirse el atentado criminal que derribó las Torres Gemelas de Nueva York, descargó toda la rabia y todo el orgullo de que fue capaz, sobre las páginas luminosas de un libro inolvidable.
          Oriana Fallaci fue, sin duda alguna, la gran profetisa de nuestro tiempo, la mujer que procuró abrir los ojos del adormecido hombre occidental, en relación con el Islam. Asombra su lucidez deslumbrante, y avergüenza el poco caso que se le hizo entonces. ¡Habría que oírla tronar, hoy en día, si viviera, contra los terroristas del Estado Islámico que, al grito bestial de islamismo o muerte, degüellan, sin compasión, a inocentes niños cristianos! Oriana Fallaci nos diría, muy probablemente, que esos fanáticos desalmados asesinan a los cristianos en tierras de Irak, porque, de momento, no pueden hacerlo en Italia, en Alemania, en Estados Unidos o en España.
       Cuando el castrado mundo occidental quiera reaccionar, me temo que sea demasiado tarde; ya que, si la voz profética de Oriana Fallaci clamó en el desierto, el suicida Occidente, con absoluta torpeza, dio oídos, en cambio, a un deficiente mental que le habló de una hipotética e imposible Alianza de Civilizaciones.

Barlovento Maciñeira


"Vida oculta de Pepiño Blanco"
    Enlace al capítulo 24: "El fenómeno Pepiño" 
  

martes, 5 de agosto de 2014

La oscura Edad Media



Twitteando con escopeta (135)

Una enigmática leyenda medieval refiere que el bandido "Rubalcaba" había nacido del cruce adulterino de una cabra y un jumento.

El taimado sacamantecas "Rubalcaba" se convirtió en cabecilla de una banda de desalmados, que hacía del robo su medio de vida.

Cuenta la leyenda que el cuerpo de "Rubalcaba", descuartizado, fue arrojado, como desperdicio, a perros hambrientos.

El sanguinario "Rubalcaba" imponía la ley del crimen, por todos los lugares; su mala fama le precedía, y provocaba terror en el pueblo.

Allá por el siglo XI, había un malhechor, apodado "Rubalcaba", que, con todo merecimiento, dejó la vida en la horca.

Tío Chinto de Couzadoiro


"Vida oculta de Pepiño Blanco"
Enlace al capítulo 23: Verbena multicolor