El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 3 de diciembre de 2012

Menú de bellota





Twitteando con escopeta (24)


La piara vuelve a cantar sus grandezas, a mayor gloria de la pocilga. Los cerdos mayores preparan nuevas guarradas.

La piara quiere recuperar el campo de bellotas del que se ha visto apartada. El plan porcino se pone en marcha.

El viejo cerdo, aparentemente, lanza gruñidos de reproche. ¡Pura falsedad! El calor de la pocilga los mantiene unidos.

La piara deforma la realidad. Jamás reconocerá que la capa de estiércol de la pocilga la forma su propia mierda.

Pretende reorganizarse para emprender nuevos proyectos. La piara sueña con convertir España en una gigantesca pocilga.


Tío Chinto de Couzadoiro



10 comentarios:

  1. El gorrino mayor ofrece listas abiertas y vuelve de la ONU la señorita Peggy...estamos salvados.

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    1. Aquel primer gruñido -¡Por el cambio!- le salió muy bien, pero a España le salió muy mal. La nostalgia, amiga Candela, ha invadido la pocilga, y los mueve, falsamente, a pedir perdón por sus errores. ¡Venga ya, hombre!

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  2. El Gran Maestre Gorrinero sale a la palestra para ser homenajeado por su pandilla marranera y vil y hacer de menos al último guarrón inane, aunque excepcionalmente haga el papel de porquero de Agamenón y se le escape entre los gruñidos algún oink con algo de verdad...

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    1. Son tan sumamente cínicos, amiga Maribeluca, que, del mismo modo que Bono se colocó alguna medalla, se rinden homenaje por lo bien que, a lo largo de muchos años, lo han hecho. ¡Es la indecencia elevada a la categoría de burla sarcástica! Con esta gente no sabe uno por dónde empezar un plan de higiene.

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  3. Yo espero que no ganen ninguna elección más; lo digo, y a las hemerotecas les remito a todos, ya que siempre que han ganado, pero siempre siempre, nos han asesinado a algún compatriota. Una vez de ellas a 192, la siguiente a Isaías, que viendo quiénes llevaban su féretro resulta que eran todos negociadores.

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    1. Yo voy aún más lejos, amigo rataplan. Ese partido político, que, desde su fundación, ha resultado tan nefasto para España, no merece estar en el régimen democrático que hoy tenemos, por muy imperfecto que éste sea. Una democracia no puede subsistir con partidos que no creen en ella. ¡Tendríamos que replantearnos tantas cosas!

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  4. Hoy se me ha levantado usted en plan escatologico con tanta boñiga,Y la verdad que el olor llega a Las Antipodas,un saludo,

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    1. ¡Si el tufo llega hasta ahí, amigo Agustín, cómo debe de ser la cosa!
      Un cordial saludo.

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  5. Y luego para apañarlo y terminar los gruñidos sale Galfredo y dice que son radicalmente anti capitalistas, jajajaja. ¿Se habrán visto alguna vez gorrinos más apegados al capital que estos que se hicieron todos ricachos por la bobile, useasé por el hocico?.
    Saluditos.

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    1. Con esta gente de medio pelo, nada puede sorprendernos ya, amigo Zorrete. ¡Tantas nos han metido, y tantas bolas les hemos oído, que darles crédito son ganas de buscarse la ruina. ¡Habría que echarlos hasta de la pocilga, porque ni de ella son dignos!
      Un cordial saludito.

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