El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

sábado, 25 de julio de 2015

Podemos tener alcalde


Twitteando con escopeta (165)

Prepucio Dalmagret es tan poquita cosa, como alcalde, que, por ganar altura, preside los plenos, colgado de la lámpara del techo.

El nuevo alcalde, Prepucio Dalmagret, casca las nueces, golpeándolas con la frente, sobre la mesa de su despacho.

Uno de los abuelos de Prepucio Dalmagret mató, a cornadas, a seis de los veinticuatro amantes de su mujer.

Prepucio Dalmagret goza de tan acusada personalidad que abre, a cabezazos, cada sesión plenaria del ayuntamiento.

Prepucio Dalmagret, antes de ser alcalde, empleaba la cabeza como badajo, para tocar la campana de la iglesia.

Tío Chinto de Couzadoiro

"Vida oculta de Pepiño Blanco"
     El desdichado Pepiño    

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