El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

jueves, 30 de mayo de 2013

Los que tiran coces




Twitteando con escopeta (64)



No dudo que, en lo físico, el político descienda del mono. Pero, al menos en lo psíquico, tiene que venir del burro.

Cuando vienen de lejos un político y un burro, no es fácil saber cuál es el burro. Ya de cerca, no hay ninguna duda.

Desde hace algún tiempo, se habla de los pocos burros que quedan en nuestro agro. ¿Se habrán ido al campo político?

En ocasiones, cuando veo que se acercan un político y un burro, me pregunto cuál de los dos va a montar al otro.

Por lo común, vemos al burro poniendo en movimiento la noria. Pero, cuando un burro sale listo, se dedica a la política.


Tío Chinto de Couzadoiro


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