El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

viernes, 24 de junio de 2016

El burdel de Mariana



        La proximidad de unos nuevos comicios, y la poca esperanza de que puedan corregir la inutilidad de los anteriores, me mantenían ayer, a primera hora de la tarde, en un estado de desazón que, muy pronto, dio paso a la melancolía. Tuvo que ser mi pene, como tantas otras veces, quien viniera a sacarme de tan penosa situación. Vámonos de putas, me dijo, y yo, que valoro sobremanera su buen sentido, pues no en balde lleva a mi lado más de noventa años, di por buena su propuesta, y de putas nos fuimos.
        Entramos en el Burdel de Mariana, lugar muy recomendado por los que entienden de esto. La propia Mariana, ya metida en años, dejó que cada una de sus diosas del sexo descubriera sus encantos, y ponderase su buen hacer. Petra, la más alta de las tres divinidades, nos dijo que dominaba el difícil arte del siempre solicitado acoplamiento múltiple; Alberta, de modales exquisitos, aseguró que, desde lo alto de un armario, de triple salto mortal, se clavaba por los bajos; Paula, la menos aseada, se presentó como la única española que, en más de cuarenta y cinco años, había conseguido la medalla de oro, en el prestigioso Concurso Internacional de Masturbación Trotskista.
        Oídos tan fantasiosos ofrecimientos, mi pene me guiñó el ojo izquierdo, y me pidió que nos fuéramos. Y, ya camino de casa, me advirtió:
- No tienen ni puta idea, Chinto. Su arte, si alguno conocen, es el del engaño. Prometen lo que no pueden dar. Lo único que van buscando es quedarse con el Burdel de Mariana.
Poco a poco, pensando en los comicios del domingo, volví a hundirme en las negras aguas de la melancolía.

Tío Chinto de Couzadoiro
 

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