Estrangulamiento

Ingratitud de Baldomero (7)

     Mi pene es un cabrón con pintas. He descubierto su juego. Quiere ser una nación dentro de mi propio territorio.

     Baldomero es un nacionalista de pacotilla. Pide la independencia; pero la teme, porque sabe que supondría su muerte.

     Es un hijo de la gran puta, sin más pretensión que la de vivir a mi costa, hasta desangrarme.

     Me convencí de ello, cuando le dije que estaba dispuesto a la extirpación. Baldomero se quedó pálido. No aceptó la independencia.

    Mi pene, tras el desengaño sufrido con la almeja socialista, busca la compañía de otras almejas del Paralelo.

     Y pretende que yo le pague sus vicios. ¡Me niego rotundamente! ¡Que se independice, con todas las consecuencias!

     Discutimos violentamente. Nos insultamos, de la manera más hiriente que pueda imaginarse. No nos dimos tregua.

     Y, cuando menos lo esperaba, me soltó lo que más ofende a un hombre casado. Me dijo que mi mujer me engañaba con otro.

     Me lancé sobre él. Mis manos se aferraron a su cuello, y apretaron, cada vez más, con deseos de estrangularlo.

     En aquel momento, me vi como un Otelo. Mi pene tenía el rostro de una Desdémona a punto de morir. Baldomero perdió el sentido.

Lajo Demos