El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.

Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.


Fernando Lago

Poema dedicado al 11-M

lunes, 18 de enero de 2016

Dos vidas folletinescas



   Muchos madrileños, de los que ya peinamos canas, recordamos, con placer y nostalgia, las alegres andanzas de una renombrada prostituta que, por el calzado de fantasía que adornaba sus pies, era conocida como "La Zapatera". Solía ponerse en cualquier esquina del barrio de Argüelles, y, sin descanso, hacía portes, de muy bajo coste, al piso que tenía en la calle de Ferraz. Tanta actividad folletinesca predisponía, sin remedio, al descuido; y, efectivamente, a la edad de 39 años, "La Zapatera" quedó preñada. Y, nueve meses después, nació el fruto de su vientre pecador, una niña morena de infantil encanto, que, alcanzada la juventud, siguió los pasos tortuosos de su madre.
  Suele decirse que cualquier tiempo pasado fue mejor, y, por añadidura, que nunca segundas partes fueron buenas. Petra Sánchez no hace portes, como su madre. Se dedica, discretamente, al folletín de alcoba, en el piso de Ferraz heredado de "La Zapatera". Y sueña con que, algún día, un cliente adinerado le ponga un piso en Moncloa.

Tío Chinto de Couzadoiro

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