La primera vez que vi una actuación de Los Colombaioni quedé deslumbrado por mi descubrimiento de la Comedia del Arte. Fue en Olite, dentro de los actos programados por los Festivales de Navarra, y, a partir de entonces, me convertí en un firme admirador de su buen hacer. En aquella ocasión, Carlo Colombaioni sacó de sus asientos a dos o tres espectadores, para que subieran al escenario y colaboraran con él en un número muy sencillo. Los despidió enseguida, viendo su escasa pericia para la interpretación, y, colocándoles el calificativo de aficionados, provocó la hilaridad del público.
Llega la hora de la verdad, el tiempo de los profesionales. Los españoles hemos vivido, a lo largo de estos últimos ocho años, en manos de unos aficionados que han deshonrado el arte de la política. Hoy se acaba la dictadura de la mentira, el gobierno de la incompetencia; hoy concluye el período vergonzoso en que unos aficionados se aferraron a la mentira política, como única forma de ocultar su ineptitud de gobernantes. Hoy termina, por fin, el indecente gobierno de unos aficionados que, a diferencia de aquellos que tuvieron el honor de colaborar con Carlo Colombaioni, producen un inmenso desprecio, una repugnancia ilimitada, un irreparable dolor.
Llega la hora de los profesionales, el tiempo de la verdad. No sabemos aún cuál va a ser el nuevo Gobierno. Pero podemos dar por hecho que Mariano Rajoy prescindirá de aficionados, porque él mismo es un profesional. El anterior Presidente del Gobierno -un vulgar aficionado, cuyo nombre prefiero no recordar- se rodeó de aficionados, por algo tan simple como esto: resulta extremadamente difícil que un profesional acepte su integración en un grupo de aficionados.
España puede felicitarse. Una vez más, comienza la hora de los políticos profesionales. Atrás, queda un lamentable reguero de aficionados, que lleva, camino del olvido, blancos y salgados, trujillos, bibianas y pajines, caamaños, bermejos, chacones y zapateros... Entren todos, con buen pie, en el negro sumidero de la historia.
Barlovento Maciñeira
De 2.004 a 2.011 absolutamente todos los ministros han sido mediocres, zETA no se ha dejado hacer sombra por ninguno de ellos. Pero esto ha podido suceder en España gracias a que la prensa en un % muy grande ha estado pagada, sobornada, y ocultando al pueblo español lo que verdaderamente había llegado a La Moncloa con -por- el 11-M.
ResponderEliminarHay una imagen que lo dice todo y todos ustedes recordarán, aquella en que Carod-Rovira enseñaba unas llaves a las cámaras de televisión (la prensa), yo tengo las llaves, yo pago.
En condiciones normales, de profesionalidad, zETA hubiera estado máximo tres años de presidente.
La Mediocridad fue la reina de esta Esperpentica Lesgislatura.Ahora llega la seriedad o eso esperamo.un saludo y Feliz Navidad.
ResponderEliminarAl menos, no ha puesto a una manada de indocumentadas, pero eso sí,no nos reiremos tantos.
ResponderEliminarDon Barlovento de acuerdo con su apreciación. ¡Pero!, siempre hay un pero. Estos se portaron como malos aficionadillos, sin embargo llevan trincando de la política desde chavales. Seguro que aquellos espectadores no habían pisado nunca unas tablas (un día te cuenta mi experiencia en el teatro escolar ¡maravillosa por cierto!)pero estos desgraciados son peores, porque se pasaron la vida en el teatro y cuando les dieron frase la cagaron.
ResponderEliminarSaluditos.
Cuesta mucho entender, amigo rataplan, que unos ineptos comandados por ZP hayan gobernado España durante tanto tiempo; si bien es verdad que lo que tú señalas puede explicarlo en buena parte. Esta cuadrilla de mendrugos no será buena ni en la oposición. Quieren destruir la nación española, y pueden hacer mucho daño aún.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Ya que nombras el término esperpento, amigo Agustín, referido a esta España nuestra, resulta oportuno recordar estas palabras de don Ramón María del Valle Inclán: "España es una deformación grotesca de la cultura europea."
ResponderEliminarUn cordial saludo, una Feliz Navidad y un próspero 2012.
No nos reiremos tanto con el Gobierno, amigo Mamuma, pero podemos troncharnos con la oposición.¡Tiempo al tiempo!
ResponderEliminar¡Razón tienes, amigo Zorrete! ¡En lo del trinque, fueron auténticos profesionales!
ResponderEliminarSaco a colación la palabra aficionado, en el sentido que Carlo Colombaioni le daba para provocar la carcajada del público. No hablo aquí negativamente del actor aficionado, Zorrete; al contrario, pues pienso, como tú, que, a veces, supera en calidad al actor profesional.
Un cordial saludito.