El día 8 de octubre de 2008 escribí un poema, dedicado al 11-M, que, recitado por mí en diferentes tertulias literarias de Madrid, provocó mi expulsión de la que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Lo publico ahora en esta tribuna, precedido de las palabras que le sirven de preámbulo, para que se tenga idea clara del grado de persecución a que se ve sometida, en ciertos ambientes culturales, la libertad de expresión.
Dos días después de aquel terrible 11 de marzo, muchos formaron rebaño, en plena jornada de reflexión, para exigir al Gobierno la verdad de lo ocurrido. Me pregunto dónde están hoy. El día 11 de cada mes, unos llamados Peones Negros, que, de verdad, quieren saber quiénes se encuentran detrás de aquella matanza, acuden a la estación de Atocha, con ánimo de honrar a las víctimas de tan tremendo atentado. En ellos pensaba cuando, en octubre de 2008, escribí estos versos. Me encantaría tener la oportunidad de recitárselos a Zapatero; pero no a solas, sino en un abarrotado Congreso de los Diputados, ante mil cámaras de televisión, en nombre de las víctimas del 11-M.
Fernando Lago
Tío Chinto están sacando facturas de hace 15 años. Alguno quiere meter mas pufo aún, aprovecharse del río revuelto y seguir robando, esto esta entre Grecia y Sicilia.
ResponderEliminarSaluditos.
Pocas dudas caben ya, amigo Zorrete, acerca de lo que dices. La mafia se ha instalado en la mayor parte de las comunidades autónomas, y, mientras no se actúe contra ellas, iremos de mal en peor.
EliminarCordiales saluditos.
No seria raro encontrar factura sin pagar,De cuando Felipe Gonzalez era presidente.un saludo.
ResponderEliminarSeguramente, amigo Agustín, todo esto tiene su origen en aquellos gobiernos de Felipe González. Iban a traer el cambio, y lo trajeron. ¡Vaya si lo trajeron! Lo difícil ahora será deshacer el cambio.
EliminarUn cordial saludo.
Tío Chinto esa es la película.
ResponderEliminarA ver si conseguimos cambiarle el final trágico que se vislumbra, por uno más agradable.
EliminarAquí nadie pagaba a nadie, lo raro es que haya aguantado tanto el tinglado, ahora ya no quedan ni palos ni sombrajo..."qué país, Miquelarena"
ResponderEliminarLa solución, Maribeluca, tal vez esté en una transformación tan a fondo de las autonomías que, en realidad, suponga su desaparición. No podemos continuar así. Lo saben hasta los políticos; pero ellos no hará nada, porque les van los garbanzos en el envite.
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