Alfredo Pérez es el paradigma del hombre despreciable. Su ínfima calidad humana lo ha convertido en Secretario General del Partido Socialista. Esto da idea del tono moral predominante entre los hijos de Pablo Iglesias. Ayer subió a la tribuna, y se dirigió, con total impunidad, a sus correligionarios. Les dijo, cínicamente, que todo está peor desde que gobierna el Partido Popular... que el desempleo y el déficit han aumentado... que la educación y la sanidad han retrocedido 30 años... que nadie confía ya en España... que nunca, en tan poco tiempo, se hicieron tantas cosas mal. Alfredo Pérez se esforzaba, por evitar que saliera de su boca, en forma de nauseabundo vómito, toda referencia al mal gobierno de Zapatero.
Rubalcaba es incapaz de hablarle al hombre libre, al que sólo atiende a razones, al que no admite la entrada en el redil. El Partido Socialista Obrero Español, más que un partido político, es una escuela de hipocresía. Lo fue con Zapatero, y lo es con Rubalcaba. Y mañana saldrán, de esa granja-escuela, los nuevos Zapateros y los nuevos Rubalcabas.
En cualquier nación respetable, esa escuela de hipocresía, que hoy dirige Alfredo Pérez, sería declarada enemiga de la humanidad, y clausurada sin contemplaciones.
Barlovento Maciñeira
Pero él se queda tan fresco. Pienso que nació sin vergüenza, y si alguna vez la tuvo la perdió de niño. Da asco.
ResponderEliminarCreo que esa -asco- es la palabra. A mí me inspira una grandísima repugnancia, Xad Mar, hasta tal punto que su aparición en la pantalla del televisor me revuelve el estómago. Pienso que Rubalcaba es hoy lo más dañino para la regeneración democrática de España.
EliminarGalfredo Rubalfaisán dando lecciones de castidad,absolutamente infumable
ResponderEliminarLo hemos dicho ya tantas veces, Maribeluca, que, por fuerza, nos repetimos. ¡Pero es tan necesario hacerlo! Tratándose de semejante delincuente, no queda otro remedio que repetirlo hasta que la idea cale en toda la sociedad. Rubalcaba es el gran enemigo de España. Y se merece estar a la sombra.
EliminarTío Chinto,
ResponderEliminar¿Qué quedó del Faisán? ¿Se sigue investigando, o se guardó en uno de esos enormes cajones del Ministerio del Interior?
¿No tienes la sensación de estar viviendo una farsa?
Pues eso. Magnífica entrada, artista.
Has dado en el clavo, amigo Herep. Tengo la sensación, cada vez más nítida, de ser una víctima más de un engaño colectivo perpetrado por nuestros dirigentes políticos. Pienso que vivimos la gran farsa parlamentaria que nos hace creer en las grandes diferencias de los distintos partidos, cuando, en realidad, son muy parecidos todos.
EliminarUn cordial abrazo.
Si no se le hubiera permitido entrar a formar `parte del Parlamento después del 13M... Que era lo mínimo.
ResponderEliminarNo se puede creer, amigo Orwell, que un personaje tan nefasto como Rubalcaba, que dio tantos motivos para llevarlo a los tribunales, permanezca aún libre de toda culpa, al frente de un partido político que se dice democrático. ¿Qué necesitamos los españoles para un levantamiento en almas?
EliminarEl Pérez sólo vale para gestionar lo que gestiona, es decir, la mierda. Preside una partida, que es un conjunto de personas reunidas con un determinado fin.
ResponderEliminarFin que lograron en 72 horas como todos Vds. saben perfectamente.
No se puede decir mejor, con menos palabras. Suscribo plenamente lo que dices, amigo rataplan. Alfredo Pérez es un malvado que triunfa entre malhechores. Para muchos de la cuadrilla, la cosa empezó aquel 11 de marzo; para él, bastante antes, en los tiempos "gálicos" de Felipe González.
EliminarEste hombre tendria que estar entre rejas,Es letal para nuestra patria.un saludo,
ResponderEliminarClaro que sí. Yo no sé, amigo Agustín, si este hombre desprestigia a todo un partido o si es fruto, precisamente, de un partido históricamente desprestigiado.
EliminarUn cordial saludo.
San Galfredo, virgen y martir.
ResponderEliminarComo si no nos hubieramos visto antes las caras...
La cara de ese santo -tan desaseada, tan falta de afeites, tan requetemonísima- no se nos despinta, Candela. Si algún día sube a los altares, las ofrendas no serán de flores, sino de cacahuetes.
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